Ante una tapa de pulpo y una taza de vino, contaba ayer el alcalde de Poio, Luciano Sobral, que él acude a la "rapa das bestas" de A Escusa desde mucho antes de estar en política. "Cuando era un chaval siempre estaba pendiente de la fecha del curro para subir al monte Castrove; desde entonces sigo viniendo cada año y es una alegría comprobar que la gente joven sigue manteniendo esta tradición a pesar de todas las dificultades", explica el primer edil, sentado en el banco de madera de una pulpería ambulante. Acompañado por los organizadores de la fiesta, de la Asociación de Criadores de Caballos Monte Castrove, el regidor brinda con un vino del país por el futuro de este curro, que cuenta ya más de treinta años.

El alcalde ("Nito" en estas ocasiones) anima a los jóvenes organizadores de la fiesta a mantener esta tradición para las generaciones futuras, pese a las trabas que puedan derivarse del nuevo decreto de la Xunta sobre ganado equino, de la obligatoriedad del microchip, o de la crisis económica general, que afecta a todos los sectores, también a a la ganadería ancestral.

La "rapa das bestas" de Poio bajó el pasado fin de semana del monte Castrove unas 150 cabezas de ganado. "Menos que otros años, porque hay menos caballos en el monte", explica José Vidal, de la asociación cabalar.

En el modesto curro de A Escusa los equinos fueron convenientemente rapados y aseados, para volver a última hora de la tarde a recuperar la libertad que pierden durante dos días al año para someterse a la dura sesión de rapa y marcado. Todos, excepto los jóvenes potrillos que para su desgracia suscitaron el interés de los ganaderos y carniceros apostados en lo alto del curro y que ofrecieron entre 100 y 150 euros por las cabezas de ganado.

El tiempo acompañó en esta ocasión a la fiesta. Una temperatura que no superó los 26 grados de máxima e incluso unas refrescantes gotas de lluvia a media jornada, aportaron un clima perfecto para disfrutar de la jornada campestre. Una diversión tan económica como la de asistir a un curro también contribuyó, en estos tiempos de bolsillos limpios, a que fueran miles las personas que en algún momento del fin de semana se acercasen a disfrutar del espectáculo ecuestre en los montes de Poio.

Además de la bajada de los caballos, la marca y la rapa en el curro, la venta de ganado y el sorteo de potros, la "rapa" ofrece todo un fin de semana de convivencia campestre, que muchos aprovechan para acampar al lado de sus caballos en las laderas de A Escusa.

El Concello se plantea una reforma del curro

El curro de A Escusa cuenta con más de treinta años y desde su creación apenas ha recibido mejoras estructurales. Por eso el gobierno local de Poio se plantea hacer alguna actuación en este recinto, pensando principalmente en las miles de personas que cada año acuden a contemplar el espectáculo de la rapa. El alcalde explicaba ayer que se estudia crear unas bancadas en torno al curro, para acomodar a los espectadores, además de otros servicios para el público. "Habrá que hacerlo poco a poco, por fases; los tiempos son los que son", apunta el primer edil para referirse a las dificultades económicas de la Administración para afrontar cualquier obra.