¿Qué sería del sector pesquero miñorano sin el pulpo? La especie lidera el ranking de cotizaciones en las lonjas de Baiona y Panxón y supone la principal fuente de ingresos para los marineros de ambos puertos. Muchos de ellos tuvieron la fortuna de conocer en vida y admirar a Daniel Pazó Vila, un nigranense del barrio de A Tarela fallecido en 2008. Lo recuerdan como el “maestro” que revolucionó las capturas del cefalópodo porque inventó los “casulos” de las nasas, un sistema que permite retener a los cefalópodos en el aparejo mientras devoran el cebo y evita que lo “roben” con sus tentáculos y se libren de terminar en la olla.

La humildad y carácter afable hicieron de Daniel Pazó uno más de la familia pescadora de la comarca. Quizás por ello nunca fue reconocido como se merecía por su contribución a la tecnología pesquera, que se extendió rápidamente a todos los puertos de la provincia. El Clube Marítimo Marisma da Ramallosa le rinde homenaje con una exposición en el Mercado de la Tía Ni de Sabarís, que arranca hoy a las 20.30 horas con un emotivo acto, en el que estará presente la familia.

La muestra ofrece un conjunto de seis paneles explicativos sobre la vida y obra de Pazó, entre cuyos inventos que se encuentra también la nasa plegable. Pero se centra en el “casulo” , del que llegó a realizar tres prototipos e intentó patentar el tercero. La documentación manuscrita de todos ellos, así como el texto enviado al Ministerio de Hacienda para registrar su creación, forman parte de la exposición, en la que aparecen reproducciones de los dos barcos de bajura que este nigranense construyó sin ser carpintero de ribera.

Y es que Daniel Pazó era una mente privilegiada, según relata José Manuel Rodríguez Crespo, presidente del Clube Marítimo Marisma da Ramallosa y estudioso de la figura de Pazó. Aunque carecía de estudios superiores, contaba con una capacidad de observación que le permitía hacer realidad cualquiera de sus ideas. Para llegar a diseñar los “casulos” colocó espejos en el fondo del mar que le permitiesen analizar el comportamiento de los pulpos en las nasas que colocaba en zonas poco profundas.

Nunca pudo patentar su invención por falta de recursos económicos. Así que lo registró como obra suya y permitió que las gentes del mar se beneficiasen de su eficacia. “El ‘casulo’ no solo disparó las capturas del pulpo, sino que mejoró las condiciones de trabajo en el mar, ya que nos permite dejar las nasas más tiempo en el mar y no estar tan pendientes de ellas. Antes teníamos que levantarlas cada poco porque el pulpo se llevaba la carnada y había que reponerla continuamente”, explica Pancho Costas, vicepatrón de la Cofradía de Pescadores de Baiona y marinero de Panxón, un puerto que estará eternamente agradecido al hombre que revolucionó la pesca del pulpo.

Republicano y superviviente de la explosión del acorazado “Jaime I” en 1937

La biografía de este nigranense comprometido con la democracia fue apasionante. Formó parte de la Armada de la República como cabo apuntador de artillería en el “Jaime I” y fue uno de los pocos supervivientes de la explosión que el bando nacional causó a este acorazado en 1937. Poco después fue tomado prisionero en Almería y tras pasar un año y siete meses en prisión, regresó a Nigrán. Su ideología le ocasionó numerosos disgustos a lo largo de su vida laboral en el puerto de Panxón, donde sufrió diversos atentados por parte de compañeros adeptos al régimen, que llegaron a romperle los remos, agujerearle la embarcación o tirarle los aparejos al mar.

En 1991, después de un largo proceso burocrático, el Estado le reconoció la graduación de suboficial de la Armada en reconocimiento de sus derechos y por los servicios prestados en las Fuerzas Armadas de la República.