Por la mañana, la participación estuvo "espallada" por las distintas aldeas y lugares de la parroquia de O Hío, desde Pinténs hasta Vilariño, pasando por Donón, Nerga, Igrexario o Liméns. Pasado el mediodía, el gentío se avino a la "reconciliación" en este último punto, donde confluyeron todas las pandillas para iniciar las celebraciones en el palco adornado para la ocasión. Fue allí donde se pudo ponderar la dimensión del Entroido de O Hío, al que la lluvia no pone coto porque la diversión también va por dentro. "Non che hai Carnaval como o do Hío. Isto si que é festa!", coinciden en señalar los lugareños más veteranos, carrozas de estas batallas y jóvenes que están en plena edad del pavo.

La fiesta se presta también para algunos rituales iniciáticos propios de Don Carnal y sus efluvios. Los equipos de emergencias tienen algunos testimonios de ello, como excesos alcohólicos que hasta ahora se han resuelto sin más intervención que el "baldeo" y también algunas experiencias sexuales que se han saldado con más susto que nada. "O comportamento está a ser excelente", señalan responsables de la seguridad, y en ello coinciden también el alcalde y el cura párroco, que ayer por la mañana se reunieron en el Concello para abordar varios asuntos que conciernen a ambas instituciones. "De momento todo vai ben, confiamos en que siga así", apuntó José Enrique Sotelo.

Ayer por la tarde la diversión se desplazó hacia Donón, y por la noche se concentró en la playa de Nerga. La lluvia fue una invitada casi constante, aunque no deslució las celebraciones. Algunos participantes incluso la aprovecharon para incorporarla a sus disfraces, cubiertos por paraguas. Los osos, en su versión panda y pardo, fueron la fauna más abundante, pero no faltaron otras especies exóticas, como cebras, jirafas y leones poblando la sabana del Carnaval o los exploradores y naturalistas que se encargan de su estudio. Junto a ellos, en una mezcla que le da su peculiar sabor, guerreros de videojuegos, damas y caballeros medievales, la movida de los años 70 y 80, tropas de marinería, y los diseños desplegados por las comparsas de Cangas, Bueu y Moaña, que se unieron a la celebración porque la fiesta no entiende de límites municipales ni de cotos a la diversión.

Martes de Farrovellos

Las charangas y la participación popular son dos de las notas distintivas del Carnaval de Aldán, tal vez menos mediático pero con participantes entregados a su ceremonial, que comenzó el domingo con la toma de las primeras calles y finalizará el sábado con el Enterro do Mexilón en la explanada del muelle. Hasta entonces se suceden las actividades, el recorrido por todos los puntos geográficos de la parroquia y "bule-bule ata caír de cú", como es costumbre. Ayer se celebró el tradicional "Martes dos farrovellos". La comparsa A Escachar, integrada "por veciños e amigos do pobo ou de fóra con gañas de festa" salió por la mañana para recorrer Espiñeira, San Cibrán y Herbello, hasta terminar en A Cova, donde el programa prometía una gran laconada. Por la tarde volverían a tomar las calles con la gran comparsa A Cojonuda por Piñeiro, Gandón y Menduíña antes de regresar al bule-bule en A Cova con los moañeses A Cabeza non para y Amigos a colores.

Hoy empieza un impás, hasta el viernes, cuando la actividad se concentrará por la noche en el 7º Festival de Murgas, y luego comenzará el velatorio del Mexilón, amenizado por los Galácticos do monte baixo. Será el prólogo a la 28ª edición del Enterro do Mexilón, con recorrido desde el cruce de Os Carballidos hasta el muelle y "bule bule" posterior con Amigos a colores y A cabeza non para. Y luego un año de luto, hasta el próximo Carnaval.