Desde los asientos, se oyen los murmullos típicos de cualquier pieza teatral. Son los nervios y el desasosiego de quienes representan. Se encienden los focos. Salen al escenario y sorprenden al auditorio. No es para menos: la media de edad del grupo de teatro "Fontevella" es de 80 años. Doce vecinos de Porriño y Mos, de entre 64 y 83 años, ensayan 2 horas por semana mostrando al público que la longevidad no es un obstáculo para declamar.

Dolores Vila tiene 65 años, pero una vida muy ajetreada. En su caso, el teatro supone una ventaja para "ejercitar la memoria y es también un modo de abstraerse de los problemas". Dolores confiesa que al actuar, lo hace "con muchos nervios, porque a veces tienes miedo a equivocarte".

Ofelia Méndez, lleva tres lustros en el grupo. "Desde que empecé, me encuentro mucho mejor, parece que no tengo 80 años". A Ofelia, no hay quién la saque del teatro: dos días después de operarse de la cadera, acudió a los ensayos, porque "lo necesitaba", asegura.

Representar es fundamental para Pepe Ramírez, de 70 años, que forma parte de "Fontevella" desde hace una década. Según Pepe, "hay que repasar las obras hasta que salgan, con mucho esfuerzo y cariño. En los ensayos hay convivencia, tengo la mente siempre lúcida y aprendo a distribuir el tiempo entre la escritura, pintura, canto y la familia".

Norma Pérez es la más joven integrante del grupo. Esta argentina de 64 años ingresó en el grupo hace 5. Dado que en "Fontevella" sólo se actúa en gallego, Norma cuenta que fue una buena forma de aprender el idioma.

Chelo Pampillón es la mentora del grupo, desde su creación, en el año '95. Chelo, que además preside Fegatea y Atrezo Teatro, sostiene que les ayuda a "mantenerse jóvenes". En comparación con los alumnos de Atrezo, de edad más corta, comenta: "no hay diferencias más allá de las obvias, incluso les echo la bronca cuando hace falta, no los puedo ver como mis abuelos".