Parece como si el tiempo se interesara también por el síndrome de Angelman, que quiso dar una tregua y ofrecer su mejor cara para que pudiera celebrarse de la mejor manera la I Marcha Ciclista Síndrome de Angelman por Cangas. Hasta 960 ciclistas y 300 marchadores de a pie participaron ayer en la primera edición de este evento que llenó la villa de gente. Muchos de los participantes habían llegado con sus bicicletas el día anterior en Cangas, ocupando hoteles y hostales.

El club organizador de la marcha, Bike ou non vai, preparó una ruta que hizo las delicias de los amantes de este deporte y también de los que les gusta disfrutar del paisaje. Era, además, el día apropiado, porque no había prisa para llegar a la meta. No había ni vencedores ni vencidos, bueno sí un vencedor: la lucha contra el síndrome de Angelman, que nadie había imaginado que podía atraer a tanta gran cantidad de gente, que llegó a Cangas procedente de toda la geografía gallega y también de Asturias y León, así como de Portugal. Esta semana se dará a conocer la recaudación, que ayer aún estaba sin cerrar, pero se adelantó una cifra provisional de 6.000 euros.

La marcha en bicicleta partió de la Alameda Vella a las 9,30 horas y los primeros en llegar lo hicieron a las 13,10, mientras que los últimos alcanzaron la meta a las 14,30 horas. Había que gozar de Donón, de los faros de A Costa de A Vela, O Facho y otros lugares emblemáticos que recorrió esta serpiente solidaria que se encontró con un terreno blando, después de tanta lluvia, que supuso que las bicicletas y los ciclistas llegaran llenos de barro.

Paralelamente se celebró la marcha a pie. Algo más de 300 personas se pusieron calzado y ropa cómoda para caminar por senderos inimaginables para quien acostumbra a pasar los domingos frente a un televisor. Esta ruta a pie y la de la bicicleta sirvieron para dar a conocer mejor el municipio, toda su riqueza natural y paisajística. Pero también sirvió para dejar dinero en la villa. No fue fácil encontrar una mesa libre a la hora de comer en Cangas. La villa estaba tomada por los participantes y sus familias. Dos jóvenes con síndrome de Angelman: una portuguesa y otro Porriño acompañaron la niño de Cangas, cuyo padre tuvo la idea de esta marcha.