La comarca despidió ayer a lo grande el Entroido 2014. Una despedida en la que se mezcló la alegría y la diversión de Don Carnal y la tristeza de que habrá que esperar un largo año antes de volver a disfrazarse y a disfrutar de la fiesta. Hasta pareciese que la meteorología, que durante los últimos meses castigó a Galicia con una constante sucesión de borrascas y temporales, escogiese a propósito estas fechas para dar una tregua y permitir que Moaña y Bueu despidiesen como se merecen a la Sardiña y al Paxaro do Mal Agoiro. El casco urbano de ambas localidades se colapsó con miles de personas desfilando disfrazadas o asistiendo como espectadores al canto del cisne del carnaval. El colofón a un fin de semana de despedidas que comenzó el sábado con el multitudinario Enterro do Mexillón de Aldán.

En Moaña el casco urbano se convirtió ayer en lo más parecido a una discoteca al aire libre, con miles de personas bailando en la carretera al ritmo de las canciones que más suenan en las pistas de baile en los últimos años. En las aceras se agolpaban los vecinos y visitantes, la mayoría de ellos sin disfrazar, para disfrutar de la música y sobre todo de los trajes más originales.

Aunque la salida del Enterro da Sardiña estaba programada para las 17.00 horas, una hora más tarde la cola del desfile todavía estaba en la rotonda de O Portal do Almacén, mientras la Sardiña circulaba ya por la mitad de la calle Ramón Cabanillas. Por lo menos dos horas tardaron los asistentes en completar esta calle hasta la glorieta de Salitre. Los parones fueron una constante.

La comitiva estuvo marcada, sobre todo, por las distintas comparsas y las carrozas, que solían ir acompañadas de altavoces con la música alta, que llevaba a bailar a los participantes en el Enterro, y también a las decenas de personas que disfrutaron de su paso desde la privilegiada vista de los balcones. Las mayores concentraciones de gente se produjeron, sobre todo, en el entorno de los coches con música. Temas conocidos como "Danza Kuduro" o "Gangnam Style" suscitaban los gritos de ánimo y el baile desenfrenado de los más jóvenes.

A lo largo de todo el desfile se sucedían los disfraces colectivos de las comparsas con otros individuales o de grupos reducidos. Algunos de ellos causaron sensación, como la "niña del exorcista" acompañado del cura, que asustó a los presentes echando mano de una cama con ruedas que aprovechó el desnivel de la calle Ramón Cabanillas. Varios grupos se llevaron una barbacoa con brasas, y es que la bebida siempre entra mejor con el estómago lleno.

Un grupo de personas vestidas de muñeca Barbie dentro de su caja fue otro de los disfraces más comentados por el público. El mundo de fantasía en el que se convirtió el centro de Moaña permitió ver el paso de elementos tan dispares como un camión que transportaba a militares, un grupo de vikingos o una familia de ninjas.

Dos bicicletas chinas que tiraban por un carro fue otro de los disfraces que más llamó la atención. Muchos de los que acompañaron a la Sardiña en la que fue la última jornada de desenfreno carnavalero en Moaña acudieron de farrovellos, con la cara tapada y aprovechando la coyuntura para gastar bromas a sus amigos y conocidos.

La crítica social y política, como corresponde al carnaval, no faltó en el cierre de la semana de fiesta que se vivió ayer en las calles de Moaña. Una mujer disfrazada de infanta llevaba un cartel con el texto "Confiaba en mi marido". Y es que el caso de Iñaki Urdangarín fue el tema de muchos disfraces. En otro cartel se podía leer "Por Culpa de Gallardón teño que ir a London", que portaba una persona disfrazada de embarazada.

La fiesta se prolongó hasta aproximadamente las 21.00 horas. Una vez que la comitiva cogió la calle Concepción Arenal el paseo marítimo se fue llenando de gente. En el entorno del Palco da Música se quemó la Sardiña, poniendo fin, con un espectáculo de fuegos artificiales, a una fiesta por la que muchos vecinos de O Morrazo esperan durante todo el año.

Los niños de Bueu ya habían despedido a la Sardiña en la jornada del Miércoles de Ceniza. Así que ayer lo que tocaba era desfilar detrás del Paxaro do Mal Agoiro, que pagó por todos los pecados, los suyos y los de los demás. Fue sin duda uno de los desfiles más numerosos de los últimos años y fue necesario reforzar el turno de guardia de la Policía Local, que ayer contó con diez agentes, para controlar todo el recorrido. Desde el Concello de Bueu se apunta la presencia de unas 5.000 personas en las calles de la localidad, entre los que participaban en la marcha y las que veían con curiosidad desde las aceras. Baste un ejemplo: cuando salía la última agrupación desde el entorno del Centro Social do Mar, la primera ya había dado la vuelta a todo el barrio de Banda do Río y se hallaba frente al lavadero de Pazos Fontenla y el colegio Virxe Milagrosa.

Bueu puede presumir de contar con uno de los símbolos más originales para despedir el Entroido, un Paxaro do Mal Agoiro que este año cumple la friolera de 27 años. Acudieron alrededor de una cuarentena de carrozas y agrupaciones de distintos puntos de la provincia: Bueu, Cangas, Marín, Pontecaldelas o incluso desde A Cañiza. Desde esta localidad llegó una de las agrupaciones más llamativas y que se llevó uno de los premios del desfile:el grupo "Emergencias 121", con una simpática representación. En esta categoría de grupos con carrozas también resultaron premiadas "Discoteca La Luna" y "Pesadilla en la cocina", ambas de Marín.

Otro de los grupos que causó sensación fue "Bollywood". No llegaban desde la India, pero sí que lo parecían. En realidad eran de Bueu y forman parte de un curso de baile que se imparte en la localidad. Ellas también se llevaron uno de los premios que repartía la Concellería de Cultura debido al número de integrantes, indumentaria y su número musical. Los primeros premios se completaron con un galardón a Os do Pinsel como mejor comparsa de Bueu y a Os Pastores Alpinos como mejor grupo con hasta diez integrantes.

Pero el desfile fue mucho más amplio y se pudo ver de todo, desde Los Picapiedra a bordo de su Troncomóvil hasta Los Pitufos con su casa a cuestas. Lo que no cambia es el final de esta espectacular marcha carnavalesca: los niños del Club Golfiños portando la enorme figura del Paxaro do Mal Agoiro, que llegó a la playa de Banda do Río pasadas las ocho de la tarde. Y allí, ante la expectante mirada de miles de personas y acompañado de un espectáculo pirotécnico, se consumió en medio de un fuego purificador. Eso sí, no ardió solo porque a última hora se unieron a él sendos muñecos que representaban a Mariano Rajoy y a Alfredo Pérez Rubalcaba.