Cuando no está en el quirófano o en la consulta, Alberto Rodríguez Costa trabaja en la fragua o en su taller para crear esculturas: maternidades, parejas o figuras que nacen de su talento y también de la belleza (que la hay) de algunas prótesis médicas. El cirujano afincado en Pontevedra expone actualmente una selección de sus obras en la sede del Colegio Médico de A Coruña.

-¿Cómo es que a un médico le da por la escultura?

-Pues le sorprenderá (sonríe) que dentro de la medicina hay muchísimos artistas, muchos pintores, escultores, grabadores, no se lo puede imaginar.

-¿Se siente un artista que practica la medicina, un cirujano que hace arte?

-Creo que todos los cirujanos hacemos arte, creo que la cirugía es una modalidad de arte, sobre todo la cirugía del niño, del recién nacido, hay unas técnicas que sigues pero hay mucha parte de arte.

-¿Podría escoger entre las dos disciplinas?

-Me resultaría imposible escoger entre la cirugía y la escultura, para mi es una válvula de escape importantísima el manejar mis hierros después de operar a un niño, que lo pasas muy mal, más de una vez me ha pasado: terminar de operar a las dos de la mañana, venirme a casa y ponerme a dar cuatro martillazos a mis obras.

-Está especializado en cirugía de las primeras edades ¿por qué se decantó por esta especialidad?

-Siempre gustó la cirugía pequeñita, de hecho estaba interno con el profesor Cardama pero, bueno, no me gustaba la cirugía del adulto, entonces tuve la ocasión de conocer al que para mi es el mejor cirujano pediátrico que hubo en el país, que era de Noia, el profesor Agra Cadarso, con él me formé y con él estuve 19 años en Madrid, actualmente opero en el hospital Domínguez.

-¿Su vinculación al arte procede de tradición familiar?

-Sí, mi abuelo era herrero por afición, al igual que yo, y un gran artista de la fragua. Yo empecé a aprender con él, después en verano en lugar de irme a la playa me iba a hacer un curso, ya estudiando Medicina, para aprender a soldar y aprender a tornear, y mi primera exposición fue en el año 1959, que ya ha llovido.

-Usted emplea materiales médicos en sus obras, por ejemplo prótesis.

-Prácticamente todas mis obras con materiales médicos reciclados, las pequeñas son prótesis y las grandes son otros materiales reciclados.

-¿Cómo se le ocurrió darle este nuevo uso a sus materiales de trabajo en el quirófano?

-En mis catálogos pongo siempre escultura de esculturas porque ese material de quirófano es una verdadera maravilla, son esculturas de por si, de modo que con algún movimiento que le haga salen las figuras que salen; yo prácticamente hago un poco de todo, hago figuración, con prótesis me salen maternidades muy bonitos, me sale un beso, y con material reciclado de hierro lo vas adaptando a la figura que piensas.

-¿Es disciplinado? ¿Trabaja todos los días en la fragua o el taller?

-Prácticamente todos los días, salvo los días que opero, el resto de los días trabajo.

-¿En Pontevedra puede verse su obra?

-He hecho una exposición en la Caja de Ahorros, dos en el castillo de Soutomaior y una que fue preciosa en las instalaciones de Mafari, en Michelena, con 120 obras. Y después tengo una frente al Estadio de Pasarón que mide 9 metros, se llama Campus Stellae y también está hecha prácticamente toda con material médico, la parte de hierro es material reciclado, las bolas de acero no.

- Esta es una ciudad estrechamente relacionada con el arte...

-Lo cierto es que yo vivo en la aldea y estoy muy cómodo aquí, a la ciudad voy poco (sonríe) ya me bastaron los 19 años que estuve en Madrid.