Silvia Pampín

Por sus venas corre sangre viguesa y cerdedense. Descendiente de vigueses y cerdedenses, el madrileño Enrique Solla Charro acaba de sorprender a la crítica con una serie de novela negra en la que fusiona su pasión por el baile y la literatura. La primera entrega de Azúcar NegraAzúcar Negra se publicó recientemente -con la editorial Bolchiro, especializada en libro electrónico- y ya ha vendido medio millar de ejemplares. Bajo el título Fuego en el 23: el despertar, el primer volumen plantea las incógnitas que luego se irán desvelando en Fuego en el 23: el desenlace, que verá la luz en las próximas semanas. Le seguirán Courofobia y Pasos prohibidos.

Son cuatro novelas negras de ritmo trepidante, como el de las series americanas que tanto gustan a su autor. Mezclan lo policíaco con los fenómenos paranormales (como Fringe o Dexter) en el universo literario dibujado por Solla Charro. Su polifacética personalidad -es licenciado en Periodismo, escritor, director de teatro, guionista, poeta y profesor de baile- imprime una gran rapidez y, paradójicamente, precisión a su ficción literaria.

Fuego en el 23: el despertar arranca con los experimentos que tres científicos rusos realizan en Cuba durante la Guerra Fría con un poderosísimo fármaco psicotrópico y la santería afrocubana. Años después, concretamente en 2011, un espantoso e inexplicable incendio arrasa en Madrid la discoteca latina "El 23". Perecen calcinados todos los presentes sin poder dejar de bailar salsa y sin intentar escapar. La única superviviente, una bailarina negra de ballet -que ama la salsa pero no logra bailarla- sobrevive, convirtiéndose en una peligrosa testigo. Conoce a un héroe callejero con el que vivirá una historia de amor entrelazada con persecuciones, luchas e historias paralelas en tiempos distintos que se entrecruzan y se dotan de sentido.

Como en todas las novelas de la serie, el baile latino, su música y la danza en general se convierten en el hilo conductor de la trama. Solla también conecta con el lector desde el punto de vista musical, identificando los temas de los distintos pasajes de su obra.

Música y literatura se amalgaman fruto de la trayectoria de su autor. Este es profesor de baile desde 1997 y copropietario con Meli Rodríguez de la academia El Almazén de los Sentidos de Las Rozas (Madrid). Allí imparte clases de baile de pareja: latinos, tango argentino y americanos. Ha formado a más de 5.000 alumnos. Aun así, afirma que, en realidad, "soy un escritor que baila".

También tiene muy presentes sus raíces familiares, vinculadas a Vigo y a Cerdedo. Por parte de madre, es sobrino de Luis Charro, el actual propietario de la centenaria farmacia Charro. Su familia paterna procedía de Cerdedo. Bisnieto de Indalecio Solla y de Flora Sueiro de Meilide, bromea con que así se explica que tenga una parcela a su nombre en Cerdedo, donde su tía también regenta la farmacia. Vigo y Cerdedo tienen para él una connotación sentimental, familiar, muy especial. Por eso, le gustaría presentar su obra en ambas localidades.