Pocos recordaban en la parroquia gondomareña de Morgadáns un curro tan concurrido como el de ayer. Un millar de espectadores se congregaron en torno a la rapa para sentir la fuerza del espectáculo etnográfico milenario que enfrenta a hombre y animal cuerpo a cuerpo. Los ganaderos contaron un total de 115 "burras" en esta ocasión. Con todas ellas siguieron el tradicional ritual. Desde primera hora fueron conducidas al recinto para iniciar la corta de crines y el marcado a fuego ya bien entrada la tarde, para escapar de la intensidad del calor. Algunos aprovecharon para desparasitar a los caballos. Otros lo harán en agosto, cuando les colocarán también el obligado microchip.