JORGE ALVAREZ | VIGO

Existen mil y una maneras de conservar nuestros recuerdos. Fotografías, diarios personales, vídeos… Cualquier opción es válida para que nuestras vivencias no caigan en el olvido y se pierdan en la nada.

El artista de Ribeira, José Caamaño, ha decidido optar por una técnica menos ortodoxa para conservar los objetos presentes alguna vez en nuestras vidas: bañarlos de cemento. "El cemento, en esta serie funciona como material indispensable para el entendimiento de la misma, hace alusión al propio titulo de la exposición", confiesa el escultor. La sala BBVA de Vigo acoge Cementerio desde este viernes y hasta dentro de un mes.

Radios, cintas de vídeo, teléfonos fijos, Gameboy... Una serie de objetos cuyo realismo sorprende al espectador y que dota de una dimensión especial a aparatos conocidos por todos. Un conjunto que nace de la necesidad de "recopilar recuerdos y una necesidad de plasmarlos desde lo escultórico", asegura el artista.

Cercano a la cultura pop en la selección de los objetos, la serie comenzó a gestarse hace un par de años cuando Caamaño abandonó la Escuela de Cantería y Escultura de Poio. "Necesitaba romper con lo que había hecho hasta ahora", dice. "La verdad es que la utilización de una clave cercana al pop es la que permite que la gente se identifique con lo que ve, lo cual me parece muy interesante".

Inmerso en plena mudanza a Ribeira junto a su pareja -la también artista Paulova-, José Caamaño lamenta que en Galicia no exista una red estable que apoye y dé impulso al descubrimiento de nuevas figuras artísticas. "A nivel institucional se han hecho grandes cagadas y se siguen haciendo", apuntilla al tiempo que recuerda la existencia de un tejido de gente joven altamente cualificada apostando por hacerse un hueco.

En un repaso por las figuras de la muestra Cementerio Cementerio el visitante puede sentir como la nostalgia y el pasado vuelven a la mente. Como otros artistas de su generación, la de los ochenta, Caamaño prefiere "pensar que reviso la historia, que rescato el imaginario popular para acercarme a la gente". Ahora, y durante un mes, el espectador tiene la oportunidad de viajar a un pasado petrificado.