Vigo quiere a Wilco y Wilco quiere a Vigo. La excelente banda de rock alternativo de Chicago, que ya actuó en Santiago en junio de 2009, llega a la ciudad gallega que, posiblemente, mejor ha acogido las propuestas musicales de vanguardia. Y lo hace con su mejor disco en siete años, "The whole love", un regreso a la audacia que caracterizó a sus dos obras maestras, los álbumes "Yankee hotel foxtrot" (2002) y "A ghost is born" (2004).

La crítica ha agotado todos los elogios posibles para describir los conciertos de Wilco en España esta misma semana. El sexteto liderado por Jeff Tweedy ha conquistado Madrid, Barcelona y San Sebastián, plazas en las que colgó el cartel de "no hay entradas" con semanas de antelación. Vigo no iba a ser menos y los billetes para el nuevo Auditorio Mar de Vigo también se han acabado, pese a los casi 41 euros que costaron. Quienes tengan que recoger sus entradas en taquilla pueden hacerlo a partir de las 18.30 horas, una hora antes de la apertura de puertas.

Romperá el hielo a las 20.30 horas Jonathan Wilson, que evoca el country-rock de la California de los 70, y que ha sido integrante de las bandas de Robbie Robertson, Jackson Browne y Elvis Costello.

Y a las 22.00 horas, por fin Wilco. Nada deben temer quienes crean que las butacas del recinto de Beiramar propiciarán un concierto muermo. El sexteto estadounidense está acostumbrado a actuar ante un público sentado, como acaba de demostrar en el Kursaal de San Sebastián y en el solemnísimo Palau de la Música barcelonés.

El rock de Wilco nada tiene que ver con brazos levantados y estribillos coreables. Su maestría consiste en combinar melodía y distorsión, momentos de calma y arrebatos de intensidad, buscando siempre sorprender a su fiel audiencia. En Madrid abrieron el concierto con "One sunday morning", un pausado medio tiempo de reminiscencias folk que en el disco sobrepasa los 12 minutos. Pocas bandas se atreverían a iniciar un concierto de rock así.

Otra de las candidatas a primer tema es "Art of almost", que abre también "The whole love" como una declaración de intenciones por su sonido vanguardista, cercano a Radiohead e incluso al jazz. "Hay una cierta facción de los seguidores de Wilco que se sintieron insultados por lo franco y clásico de los últimos álbumes –ha reconocido Tweedy "Rolling Stone"–. ´Art of almost´ es una compensación experimental".

Tweedy, que en verano de 2010 ya actuó en solitario en el festival Vigo Transforma, sabe que los dos últimos lanzamientos de Wilco apostaron por un sonido clásico, evitando los experimentos, aunque "Wilco (the album)" (2009) y "Sky blue sky" (2007), trabajos con los que concluyeron su contrato con Warner antes de crear un sello propio, contenían también joyas memorables. Una de ellas, "Impossible Germany" (de "Sky blue sky") ha sido el clímax de sus conciertos españoles, gracias en buena parte al diálogo entre las guitarras y al increíble solo del gran Nels Cline, el guitarrista principal.

Tras numerosos cambios de formación –trece nombres han pasado por la banda desde 1994, si incluimos al multiinstrumentista de estudio Jim O´Rourke–, Wilco parece haber encontrado su mejor versión. Como publicó "Los Angeles Times", estos seis músicos "se han convertido en una sola unidad tras cuatro años colaborando juntos". Atrás quedaron los problemas de salud de Jeff Tweedy, cuyas tremendas migrañas le convirtieron en un adicto a los analgésicos, y las disputas legales con músicos como Billy Bragg –con quien grabaron el disco "Mermaid Avenue" (1998), sobre letras inéditas de Woody Guthrie– y Jay Bennett, exmiembro de Wilco fallecido en 2009.

"Como en cualquier relación sentimental, veo que muchos grupos llegan a un momento en el que funcionan de modo rutinario –declara Jeff Tweedy–. Nosotros no lo hemos hecho".

Solo un músico ha permanecido junto a Tweedy a lo largo de los últimos 17 años, los transcurridos tras la desintegración de Uncle Tupelo y la fundación de Wilco. Es John Stirratt, al que entrevistamos en la página siguiente de VISADO.