Sacar los libros a la calle para rescatarlos de su agonía económica. La Feria del Libro de Vigo se inaugura hoy con la aspiración de que este año se convierta en el de la recuperación. "Seguimos experimentando un decrecimiento constante y paulatino que repercute también en la Feria", asegura Xurxo Patiño, presidente de la Asociación Librera de la ciudad. El último informe del comercio editorial a nivel nacional, publicado el pasado martes, refleja un mínimo aumento de ventas (0,6% respecto al año anterior). Siendo el primero dato positivo en cinco años, insufla esperanza a los libreros, que este año encaran la feria con 15 casetas.

Todo es poco para empujar las ventas del sector librero, que llegaron a retroceder a niveles de hace una década. El cambio de ubicación de la feria a la calle progreso responde a esta finalidad. La Federación de Libreros de Galicia reconoce que el sitio que ocupaban hasta ahora no favorecía las ventas y que frente a otras ciudades gallegas, como A Coruña, Vigo no ha conseguido hasta ahora el tirón que se espera de una urbe con 300.000 potenciales lectores.

La última edición de la feria insufló un pequeño soplo de aire al 40% de los libreros que acudieron: sus ventas aumentaron un 5%. Quienes sostienen estas cifras son los niños: la literatura infantil y la juvenil es la que más se vende. Patiño se muestra satisfecho por este síntoma: "Hay nuevos lectores; a los niños les sigue ilusionando el mundo de fantasía que hay en los libros, pero somos conscientes de que estamos en un momento de cambio, no podemos achacar todo a la crisis". El libro digital -facturó 110 millones de euros en 2014, un 37% más que el año anterior- y las grandes operadoras de comercio on line, unidos a los cambios en los hábitos de ocio de los ciudadanos, lastran la evolución de un mercado que no encuentra el modo de adaptarse.

Frente a las dificultades que Patiño indica que sufren las librerías viguesas, Amazon sitúa a Vigo como la sexta ciudad que más libros compra en su plataforma. En los últimos años, cuatro librerías han echado el cierre. Solo tres han abierto. "Los establecimientos van aguantando de manera ranqueante y con peores infraestructuras", asegura el presidente. "Tardamos más en entrar en la crisis, y por eso mismo nos está costando más salir". Aún así, hay lugar para la esperanza: "Somos optimistas", concluye.