Treinta años, dice la frase hecha (añadiendo diez más), no son nada y sin embargo, ¡qué aburridos habrían sido las últimas tres décadas sin los Siniestro! "Los Siniestro", así, con esa familiaridad. Siniestro Total para el mundo, pero en Vigo son vecinos y amigos.

Qué demonios, sin ellos no se puede entender la ciudad olívica tal como es; forman parte de su idiosincrasia, como Vigo mismo forma parte de la del combo de Julián Hernández, así que si Siniestro Total han cumplido treinta años de carrera, esto es una celebración.

Y el concierto de anoche en La Iguana fue importante pues hablamos del 27 de diciembre. Estamos ante "el día D", ya que precisamente un 27 de diciembre en el Teatro-Cine Salesianos de Vigo tuvo su bautismo Siniestro Total en 1981. Y aunque de los miembros de aquella gansada punk irreverente y loca solo queda Julián, tampoco la historia de Siniestro Total se restringe a su histórico debut, "¿Cuándo se come aquí?", inauguración por todo lo alto del punk nacional, regional y local. A ese perdigonazo siguieron muchos y muy buenos discos, montones de éxitos y, siempre, un espíritu lúdico, alegre y algo ácrata ideal para impedir el envejecimiento prematuro.

Repaso de éxitos

El pub La Iguana estaba absolutamente abarrotado ayer, y el ambiente era tan festivo y entregado como se merecen los autores de "Miña terra galega", que salieron al escenario entre vítores (y arropados por la música de "El bueno, el feo y el malo", obra de Ennio Morricone).

Curioso, esta fue la primera ocasión en que los vigueses actuaron en la sala (como Siniestro Total al menos) y por ello la celebración fue doble.

Ataviados con camisas inflamadas (que reconocieron compradas en la India) demostraron que con treinta años (y además, siendo la actual formación la más duradera y estable de toda su carrera) son un motor perfectamente engrasado, ejecutando con energía y sin pausas éxito tras éxito a todo volumen. Sonaron clásicos como "Vamos muy bien", "Vil guerra civil", "Ay, Dolores", "Alégrame el día", u "Opera tu fimosis", y también temas de su último disco, "Country and western", como "Los putos amos".

El respetable estaba ahí, bien apretado (entradas agotadas) y sin perder las ganas de juerga, interactuando con la banda (hasta se le cantó a Julián una melodía tunera, provocando uno de los momentos más delirantes de la noche), cantando y disfrutando tanto como aparentemente los padres de la movida viguesa.

Siniestro Total no están cansados del rock, siguen entregando discos con puntualidad estajanovista (revisando su carrera se aprecian pocos descansos de más de dos años; tan solo en la última década se toman las cosas con otra calma chicha) y ayer en directo demostraron su energía, ese humor retranqueiro incombustible, y, en fin, un poderío y saber escénico necesario para hacer de los momentos únicos (como esta celebración) también irrepetibles.