El Arnette-O´Marisquiño se ha convertido, tras 15 años, en uno de los eventos más importantes de España sobre cultura y deporte urbano. Con unas cifras récord, el festival espera alcanzar los 120.000 visitantes que, desde este pasado viernes, disfrutan de los mejores saltos en un entorno inigualable. Sin embargo, el deporte urbano está entre nosotros los 365 días del año y transciende al multitudinario evento, con otras disciplinas no presentes en el festival.

Vigo es capital de Galicia en parkour. Desconocida para muchos, esta disciplina gana cada día más adeptos. El parkour se basa, en líneas generales, en desplazarse de un lugar a otro de la manera más rápida posible usando solamente el cuerpo. Sin embargo, existe una gran multitud de variedades y en cada país los "traceures", así se denomina a los que lo practican, tienen sus propias técnicas.

Yeray, de Ferrol, comenzó a practicar este deporte con quince años y nunca desconecta. "Es una filosofía de vida, cuando salgo a la calle no dejo de buscar nuevos obstáculos", asegura mientras reconoce que siempre ha sido "un poquito cabra de pequeño", por aquello del gusto por saltar.

"Hace unos años nos trataban como vándalos", se lamenta Yeray, que aboga por la normalización de este deporte y anima a todos a practicarlo. "Poquito a poco se puede empezar e ir mejorando, todos pueden hacer parkour", explica.

Agus y Fran, de Marín, se lamentan de la falta de apoyo institucional para el deporte urbano. "Hay muchísimos campos de fútbol y ningún skatepark", se quejan mientras reconocen la importancia de eventos como el de O Marisquiño. Piden más apoyo institucional para los aficionados a los deportes urbanos y que se les escuche para realizar nuevos espacios dedicados a estos deportes. "Muchas veces intentan construir lugares para que entretenemos y están fatal diseñados", denuncian.

Daniel viajó desde Oporto para participar en la sección amateur de skaters. "El skate es mi vida, es un estilo de vida", reconoce en uno de los pocos momentos en los que deja el skate y podemos hablar con él. Todos ellos dedican un gran número de horas de su vida a practicar alguno de estos nuevos deportes urbanos, sin apenas reconocimiento. Al contrario que en otros deportes de masas, pocos consiguen poder hacer de su afición su oficio. "Es más complicado en Europa que en Estados Unidos", advierte Daniel, que no pierde la esperanza. También Yeray entrena todas las tardes para poder hacerlo. "Mi sueño es viajar por el mundo practicando parkour hasta que las piernas aguanten y, después, mostrar a niños las técnicas", explica.