La percusión es, en muchos territorios africanos, lo mismo que la gaita en Galicia: la manifestación más popular de su tradición musical. Pero eso no implica que los sonidos y ritmos que producen el "dumdum" o el "djembe" sean exclusivamente africanos. El músico y poeta senegalés Abdoulaye Bilal Traoré asegura que la percusión "se encuentra en todos nosotros, porque son sonidos y ritmos universales".

Bilal Traoré, de 44 años, lleva 11 en Galicia y en la actualidad vive en Vilanova de Arousa. Es uno de los fundadores de Beggo, un grupo de percusión que anteayer domingo por la tarde hizo las delicias del público en el auditorio Santa Baia de Ribadumia.

Beggo está formado ahora mismo por seis músicos y dos bailarines; de ellos, siete son senegaleses –la mayor parte residen en Vigo– y uno es cubano. Y es que, aunque el repertorio de Beggo se nutre de la tradición musical africana y de sus canciones populares, hacen una percusión abierta a los sonidos de otras partes del mundo.

Abdoulaye Bilal, que recientemente publicó su primer poemario, "Oculto al sol", admite que pese a que la percusión africana tiene siglos de antigüedad parece gozar a día de hoy de un favor especial del público europeo. Y es que los sonidos enérgicos y contundentes del "dumdum" o del "djembe" están de moda.

Según él, el público gallego reacciona "con naturalidad" ante la música de Beggo. "Cuando hablas con la gente te dice que siente esa música como si saliese de dentro de sí misma. La percusión es como los latidos del corazón".

Percusión natural

Beggo nació hace diez años. De sus fundadores solo siguen dos: el propio Bilal y Mambay Sylla, también senegalés, que reside en Vigo. La formación ensaya en la ciudad olívica y desde entonces ha actuado en innumerables escenarios gallegos. Bilal cuenta que lo que más les interesa es que su música suene "natural y espontánea", y que pese a que ahora la mayoría de ellos son africanos, su proyecto está abierto a las percusiones de otras zonas del planeta.

El resultado es una música potente, rebosante de energía, que encandila por su fuerza y su sinceridad y que es, también, un antídoto contra la globalización, ya que Beggo rescata del anonimato los temas populares de la cultura tradicional del continente africano. A este respecto, Abdoulaye Bilal argumenta que los temas populares no son "ligeros" como a menudo se cree, sino que reflejan de modo sencillo y esquemático la cosmovisión ancestral de toda una comunidad humana.

Pero quizás lo más importante del mensaje de Beggo es que, en el fondo, todas las culturas tienen conexiones que las relacionan entre sí. Y es que las preguntas y las inquietudes íntimas que los hombres intentan responder a través de la música y la poesía son similares, con independencia del lugar en el que vivan. Y en ese sentido pocas cosas hay más universales que un tambor, llámase como se llame.