Bucaneros, vikingos, corsarios, otomanos, filibusteros, bereberes... Pontevedra se vio inundada ayer de codiciosos piratas que, en vez de riquezas o esclavos, ambicionaban fiesta. Empezaron los más pequeños con una animada celebración que tuvo lugar durante la tarde en la plaza de A Ferrería.

Si en las primeras horas de la jornada la Concellería de Festas temió que la lluvia afectase al programa y restase afluencia, finalmente el mal tiempo dio una tregua y los más pequeños de la casa pudieron disfrutar de la animación infantil con Rivel y varios DJ. Éstos los invitaron a bailar y a pasarlo bien bajo sus disfraces adornados con calaveras, sus sombreros, casacas, trabucos, inseparables loros al hombro...

Los niños también tuvieron oportunidad de subirse a las tres naves que protagonizaron horas después el desembarco pirata. Los galeones permanecieron durante horas en plaza de España y sobre ellos cientos de pequeños fueron puntualmente fotografiados por sus padres, abuelos y padrinos, pacientes acompañantes (y "cabalgaduras") durante horas.

Tomaron posteriormente el relevo los mosquetes, y, muy especialmente, las caras amenazantes de la temida y ruidosa tripulación del Burla Negra. Las naves partieron de la plaza de España, Méndez Núñez y Benito Corbal para confluir en la plaza de A Ferrería, donde tuvo lugar el espectáculo central de la jornada, la batalla naval.

Capitaneados por Benito Soto y por su segundo de a bordo, Víctor Barbazán, los piratas no tuvieron piedad y amenazaron con hacerse con todas las riquezas de la ciudad.

El estruendo no finalizó con la batalla sino que se prolongó durante varias horas en forma de percusión. Ésta corrió a cargo de 9 comparsas (Os da Caña, Solfamidas, Las Flores del Carnaval, Os 100 Tolos, Os Paparrulos, Os Canecos, Amoriños de Bora, Vamos a Todo y Equipo Ja) que durante varias horas recorrieron la ciudad invitando a los pontevedreses a disfrutar de su herencia pirata.