Son distintos y llenos de encanto, tan especiales que sus propietarios están dispuestos a pasar por alto las cifras a invertir en recambios y mano de obra, que consuman más o que no corran tanto. Y es que un vehículo histórico es toda una experiencia de la que disfrutan privilegiados como los que participaron ayer en la segunda Concentración de Vehículos Clásicos de Ponte Caldelas.

Este año el destino de la ruta fue la parroquia de A Ínsua, que celebró sus fiestas, en una jornada en la que "tuvieron un protagonismo muy especial los clásicos de los años 60 y los 70", señala la organización.

Sesenta vehículos procedentes de distintas localidades gallegas se concentraron de mañana en Ponte Caldelas. Entre ellos, un autobús histórico propiedad de la empresa Cuiña y un camión Bedford de finales de los años 50, de la empresa Norte Sur.

Los coches salieron en caravana para seguir por A Roa, A Ínsua, Chaín, Barbudo y Coveliño, donde realizaron paradas antes de concentrarse en el campo de la fiesta de A Ínsua para compartir la sesión vermú con los vecinos.

Posteriormente se concentraron en la Alameda de Ponte Caldelas, donde pudieron disfrutar de un almuerzo bajo una carpa.

En la concentración estuvieron presentes los Amigos dos Vehículos Antigos (AVA), una agrupación fundada hace 33 años y que cuenta con un centenar de socios. Participan en al menos cuatro actividades anuales que organiza el colectivo, entre ellas la Ruta da Lanzada, la más conocida.

Tras la edición de ayer de esta Concentración de Vehículos Clásicos se prevé que rote anualmente por distintas localidades del concello (el pasado año le correspondió a Anceu). El alcalde, Andrés Díaz, comentó el apoyo del gobierno local a los coches clásicos al retirarles la obligación de pagar el Impuesto de Vehículos.