"Exitosa y espectacular". Así calificaban desde el gobierno local la última edición de la Feira Franca, la número 18 con la que este evento alcanzaba simbólicamente su mayoría de edad como "una cita ya obligada del calendario festivo del verano gallego".

Desde la organización de la Feira Franca se destacó, de nuevo, la participación activa de las personas que disfrutaron de este viaje al medievo y que, señalan, "son el éxito de este evento festivo". Y es que una de las claves de esta mezcla de romería urbana y recreación histórica es precisamente la participación de la gente, pontevedreses especialmente pero también visitantes, que se sumergen en el ambiente medieval con sus vestimentas y atuendos. Desde el Concello destacaron también los cientos de pontevedreses que celebraron la Feira Franca comiendo y cenando en las mesas que instalaron en las calles y plazas del casco histórico. Subrayan también la implicación de la hostelería que completan el evento ofreciendo su menús medievales y que destacan, cada vez más, por su "adecuada ambientación", completando así este viaje de la ciudad a aquella época esplendorosa en la que Henrique IV otorgó, en el año 1467, la autorización para celebrar un mercado libre de impuestos.

Herido con un cuchillo

Desde el Concello también destacaron el hecho de que la práctica totalidad de los participantes hayan asimilado ya las normas de seguridad que hay que respetar para participar en el evento. Así, esta XVIII edición de la Feira Franca se desarrolló sin incidencias de gravedad. Alrededor de medio centenar de personas acudieron al puesto de atención médica instalado en el Teatro Principal pero la mayoría de las atenciones fueron por lipotimias, aunque también hubo alguna otra por pequeños golpes o una persona que presentaba un corte de cuchillo en una mano. Todas ellas presentaban afecciones leves y fueron muy pocas las que tuvieron que ser derivadas a un centro de salud.

Tras la fiesta llegó el turno de los servicios de limpieza, que trabajaron a destajo en todo el recinto con las primeras luces del día y que no finalizaron su labor hasta primera hora de la tarde, cuando lograron devolver a Pontevedra, de nuevo, al siglo XXI.