El Concello de Cangas y la compañía Teatro de Ningures avanzan en los preparativos de la representación de la "defensa da vila" frente al desembarco de los piratas turcos berberiscos en 1617 y de sus trágicas consecuencias, entre las que surgió la figura de María Soliño, convertida en símbolo. Cuando se cumplen justo cuatro siglos de aquella efemérides, Cangas quiere instituir esa conmemoración y revivirla cada año, a principios de diciembre, como forma de conocer mejor la historia propia y darla a conocer a los visitantes al mismo tiempo que sirve para desestacionalizar el turismo. La próxima puesta en escena será el 10 de diciembre, con una compleja puesta en escena que abarcará desde el puerto hasta una decena de calles y plazas del casco Vello y necesitará una compleja logística con la intervención de decenas de actores y figurantes y la implicación popular.

Cronológicamente, el relato comenzará con los barcos fondeados y navegando en el puerto y, en la estación de autobuses, recreación de escenas cotidianas de las gentes del pueblo, con rederas, barriles de taberna y niños jugando. En el puerto de desembarcarán los piratas con una exhibición de fuerza, lucha y huida de los paisanos hacia O Costal, subiendo por la calle Saralegui y con escenas de violaciones y saqueo en calles y balcones.

Tras el desastre, en el Eirado do Costal se amontonan humo y cadáveres a los que se acerca la gente intentando reconocer a sus muertos. Entre la ruina aparece María Soliño buscando a su marido, Pedro Barba, desaparecido en el enfrentamiento. La comitiva subirá luego hacia la casa de María con el narrador y los músicos, mientras los vecinos salen a las puertas y ventanas de sus casas acusándola. De camino a la fuente de San Leonardo aparece el inquisidor y dos guardias se llevan presa a María Soliño.

La representación del juicio se celebrará en la Praza da Constitución, a donde la comitiva llegará bajando desde Félix Soage. Se desata la imaginación y despierta la mitología con la aparición de la imagen de Pedro Barba convertido en macho cabrío por las mentes inquisidoras, de las que también surgen meigas que comienzan su aquelarre en una danza sensual. María Soliño confiesa y es condenada a muerte.

El siguiente escenario se revivirá subiendo por la calle Real hasta el Eirado do Costal, pasando por Benigno Soage y Rúa do Sol. En el Eirado do Señal, Pedro Barba se vuelve a aparecer subida a la fuente y habla con María, que sigue presa en el carro que la conduce a su trágico destino. Por la calle Méndez Núñez, camino del Parque da Palma, un ciego canta el poema de Celso Emilio Ferreiro: "Polos camiños de Cangas/ a voz do vento xemía:/ ai, que soliña quedache,/ María Soliña./ As ondas do mar de Cangas/ acedos ecos traguían:/ ai, que soliña quedache, /María Soliña. /As gueivotas sobre Cangas/ soños de medo tecían:/ ai, que soliña quedache,/ María Soliña./ Baixo os tellados de Cangas/ anda un terror de auga fría:/ ai, que soliña quedache,/ María Soliña".

Finalmente, María llega al Parque da Palma, donde se encuentra su escultura flotando en el agua. En el escenario, bajo la gran cruz de sufrimiento, recita su último poema y cumple sentencia. La dramática representación culminará con una canción y la "danza das mulleres", una danza de libertad o de liberación de la mujer.