Hace ahora dos años, el Proyecto Arqueológico Medio Éufrates Sirio (Pames), que lidera la Universidad de A Coruña (UDC) y del que forman parte la Universidad Nova de Lisboa, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el ministerio sirio de cultura, acaparó la atención internacional tras hallar dos tablillas de arcilla no cocida con caracteres cuneiformes asirios datados del 1.250 antes de Cristo, en la fortaleza de Tall Qabr Abu al-Atiq, en el valle del Éufrates, en la antigua Mesopotamia, y hoy frontera natural entre Siria e Irak. Este hallazgo convirtió además a este equipo, en el primero español que encuentra textos de este periodo.

"Estas tablillas miden apenas ocho centímetros, pero son de una gran importancia. Se especulaba si los asirios habían estado o no en el Éufrates y ahora, gracias a estas tablillas, que son textos administrativos, ya tenemos pruebas de que esta civilización, en su expansión, llegó hasta esta zona", explica el profesor en Historia Antigua y vicedecano de la Facultad de Humanidades de la UDC, Juan Luis Montero Fenollós, director del proyecto Pames.

Ahora, "De Uruk a Asiria. Arqueología e historia antigua en la cuna de la civilización" acerca al visitante del Centro Social Novacaixagalicia en Vigo el trabajo que este equipo de arqueólogos gallegos desarrolla en este enclave desde 2005, en estos momentos en suspenso por el conflicto sirio, a través de veinticuatro imágenes del fotógrafo oficial de la expedición, Eloy Taboada, reproducciones de los objetos más importantes hallados hasta la fecha en el yacimiento sirio, un vídeo sobre los trabajos arqueológicos, publicaciones y apuntes de campo.

"A veces el objetivo de la arqueología no es hallar grandes tesoros, sino dar respuestas. Un pequeño fragmento de cerámica puede dar muchas claves sobre la forma de vivir de la época. A veces nos quedamos más con lo llamativo y estudiamos más los monumentos que la vida cotidiana que a la gente que los hizo. Nosotros fuimos al valle del Éufrates porque había lagunas importantes sobre la historia antigua y creo que en estas ocho campañas arqueológicas hemos aportando importantes datos", añade el arqueólogo.

Fue la literatura de los viajeros del siglo XVIII la que llevó, en 2005, al equipo arqueológico español hasta la fortaleza de Tall Qabr Abu al-Atiq, situada en una garganta del río Éufrates, una cuidad amurallada realizada con adobe. Cuando la descubrieron, estaba abandonada y prácticamente inexplorada. "Tuvimos la suerte de que la investigación moderna no había ido allí, por lo que apenas se había excavado. Nos encontramos una zona fosilizada y virgen, con lo cual todo es nuevo, todo es importante", reconoce el investigador.

En febrero del pasado año, el equipo comenzó sus trabajos en Tall Humeida, otro yacimiento próximo, que constata la llegada a esta zona de la cultura Uruk desde Irak. "Esta cultura inventó la escritura, 3.300 años antes de Cristo, la ciudad, el primer estado.... Aquí hallamos un vertedero antiguo, donde tiraban lo que no servía: desde restos de alimentos a cerámicas y objetos. Aunque no es muy glamouroso, para nosotros es una suerte porque esto nos permite reconstruir la forma de vida. Un simple vertedero aporta más información que un palacio", asegura.

Ante la imposibilidad de realizar este año una nueva campaña por el conflicto que azota Siria, el equipo que dirige Montero está centrado en estudios de laboratorio. "Estamos estudiando con ADN antiguo la fauna de la zona e intentando crear el árbol genealógico del caballo, y también la dieta de los habitantes de esos asentamientos", argumenta.