Estudió Periodismo y, sin buscarlo, acabó siendo corresponsal en guerras y postconflictos bélicos narrados desde su óptica a través de TVE y del programa "En portada". Pilar Requena visita Vigo para impartir hoy una charla dentro de la campaña de Amnistía Internacional (AI) a favor de un Tratado de Comercio de Armas que controle su negocio. AI ofrece información sobre un asunto que concierne a todos y sobre el que la ONU debatirá en julio. A partir de las 20.00 horas, en el Centro Social Novacaixagalicia de Vigo, Requena y el activista Alberto Estévez hablarán de este asunto.

–Las guerras se siguen vendiendo mediáticamente.

–Se vende demasiado la guerra pero con muchos directos que no dicen nada. Lo que realmente más vende ahora es la violencia, el atentado; pero no hay manera de colocar el reportaje postconflicto, la información sobre prevención, la que apunta los riesgos potenciales, la que explica porqué hay problemas.

–La información internacional ha cambiado.

–Cada vez hacemos menos información internacional y ahora es más necesaria que nunca porque en este mundo globalizado todo nos afecta y me remito a la crisis. Por otro lado, la información es cada vez más superficial. Hayredes sociales que son comunicación, no información. Los ciudadanos son fueantes de información, no periodistas. Hemos entrado en un juego que abarata la información y se carga al periodista.

–¿Cómo siente esta situación?

–Te produce desazón porque no hacemos la información como deberíamos; no cubrimos postconflictos, ni preconflicto, ni la vida diaria y normal de muchos países. Lo que pasa en Europa me resulta inconcebible.

–¿A qué se refiere?

–Estamos haciendo un periodismo de atacarnos unos a otros cuando lo que necesitamos es remar en la misma dirección; de lo contrario, la Unión Europea se va a la porra. Nosotros podríamos explicar que no somos vagos y que si hacemos algunas cosas que nos proponen nos hundimos en la miseria. El periodismo juega a lo que supuestamente vende, a la sangre, y eso nos puede llevar a la ruina a todos. Hecho de menos un periodismo responsable.

–¿Piensa la gente igual?

–Tengo serias dudas de que la violencia y la sangre sean lo que realmente quiere la gente. La gente también desea que le expliquen por qué pasan las cosas y las consecuencia. Me cabreo porque no lo estamos haciendo bien. Entré en la profesión porque pensé que podía hacer algo por la paz, por la sociedad. No me gusta cubrir conflictos porque son fracasos del ser humano.

–¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías?

–El móvil es lo más terrible que nos ha podido pasar; al estar localizado en cualquier segundo no te deja trabajar.

–¿Es pesimista con el Tratado de Comercio de Armas?

–Las armas no van a desaparecer de la faz de la Tierra pero puede contribuir a que se controlen. Yo he visto cómo las armas han acabado en tráfico ilegal o en terceras manos mucho más peligrosas que las primeras. A veces, ves a la gente muriéndose de hambre y a los contendientes gastando dinero en armamento. Eso te parte el corazón, te pone de uñas.

–Usted ha escrito un libro sobre Afganistán. ¿Hay riesgo de guerra civil?

–Si no hay negociación con los talibanes ni con Pakistán para que deje de ser su santuario; si las tropas internacionales no están presentes... tardarán dos días en volver a lo de antes. ¿En qué podría degenerar? En una guerra civil.