El profesor Enguita participó ayer en las jornadas educativas organizadas por profesores de la Universidad de Vigo, donde pronunció una conferencia titulada "¿A dónde va la educación? Entre el aula sin muros y la educación sin escuelas". En su discurso hizo hincapié en la idea de que una cualificación no está al alcance de todos y que consiste en saber algo que los demás necesitan y no saben hacer.

–En su conferencia planteaba que no tiene que existir rivalidad entre trabajo, aprendizaje y entretenimiento.

–No, uno dedica el tiempo a una cosa o a otra. Las tecnologías no son el espacio de lo trivial y la escuela un espacio para lo serio. En las redes, aparte de divertirse y jugar a los "marcianitos" o ver manga se puede obtener información muy relevante, adquirir conocimientos y hacer cosas muy serias.

–¿Cómo cree que influye la sociedad de la información, en la que vivimos, en la educación universitaria?

–Ofrece posibilidades mucho más amplias a la gente. Por ejemplo, cuando yo empecé a enseñar hace 30 años era el único vehículo por el cual muchas cosas llegaban a los alumnos, de otro modo no podían acceder a esa información. Yo les explicaba cosas que había tenido que estudiar durante años o que solamente había podido leer en una biblioteca americana, británica, etc. Mi otra función, como profesor, era resumirles esa información de difícil acceso. La red rompe eso, el acceso a la información y a las fuentes es muy fácil, entonces mi función cambia: ellos tienen mucha más capacidad de trabajo autónomo y a mí me corresponde la tarea de orientar, facilitar y permitir que sea posible ese trabajo autónomo.

–Por lo tanto, ¿considera internet como una ayuda a la educación?

–No solo eso, la red es un lugar de aprendizaje. Las instituciones educativas tienen que aprender que han perdido el monopolio y tienen que trabajar con los recursos de la red, a veces sirviéndose de esos recursos, a veces cooperando y otras veces, incluso, por detrás de ellos.

–¿Cree que están mejor planteados los grados que las licenciaturas para el mundo actual?

–No, los grados fueron simplemente una reestructuración. Hay dos cosas mezcladas, una cosa es la ordenación en años y otra cosa es Bolonia, que simplemente es un procedimiento de cálculo que hace equivalentes los estudios de distintos países a través de computar la carga sobre la base del tiempo del alumno, en lugar de sobre el tiempo del profesor.

–¿Qué opina de las recientes declaraciones del ministro Wert sobre la selectividad en las que tildaba esta prueba de inútil?

–Dice que no le gusta porque aprueba todo el mundo, yo creo que el ministro Wert tiene una visión clasista y elitista de la enseñanza que debería tener las proporciones de antes: poca gente en la universidad, un poquito más en secundaria general y el resto de los mortales desde los 12 años él cree que se puede saber si han de ir a formación profesional. No lo va a decir así pero itinerarios en cuarto, pre-itinerarios en tercero, asignaturas selectivas en segundo, más una reválida al final de la primaria hacen que sólo quede adivinar como diversificarán a los alumnos en primero. Creo que el deber de la enseñanza obligatoria es no diversificar a los alumnos sino hacerlo con los recursos en cantidad y calidad para que en ese periodo obligatorio todos alcancen lo que hemos determinado como nivel básico. Otro error del ministro Wert es creer que para que quienes lo tienen más difícil lleguen a ese mismo nivel, hay que tener parados a los otros, los demás que aprendan más cosas en ese tiempo, pero lo que consideramos como nivel básico deben aprenderlo todos.

El reto de la educación en el siglo XXI

La Asociación General de Profesores Titulares de Universidad (AGPTU) en su delegación de Vigo organizó ayer y hoy unas jornadas educativas en el Centro Social Novacaixagalicia con el objetivo de tratar los retos de adaptar la educación al siglo XXI. Esta asociación, una de las mayoritarias en la universidad de Vigo, organiza este encuentro porque están muy sensibilizados con la situación de la educación, las altas cifras de paro juvenil y los numerosos puestos de trabajo ocupados por jóvenes sobrecualificados.

En palabras de Pedro Pablo Gallego, presidente de AGPTU, es necesario hacer cambios en la estructura de la universidad para los que no es necesario invertir mucho más dinero. Gallego considera que hay que cambiar las pruebas de selectividad hacia un examen más de habilidades y menos teórico. Además cree en mejorar la oferta de formación profesional, hacer que sea internacional, con su propio programa de estancias en el extranjero, y facilitar el tránsito entre estos estudios y los universitarios. Gallego recalcó la importancia de las becas para el acceso uniforme a la educación.

En la sesión de hoy debatirán sobre el perfil internacional de la universidad con la reorganización de los planes de estudio, cómo gestionar la participación de los estudiantes y cómo organizar la docencia en la era de internet con tantas fuentes de información al alcance del alumnado. El rol del profesor debe adaptarse para ser divulgador y coordinador.