No nos trae al Michael Mann brillante, dominador de la historia y perfecto armador de la misma y aunque hay momentos en los que el realizador de Heat, El dilema y El último mohicano saca a relucir sus virtudes y su clase, a nadie escapa que esta película es inferior a buena parte de su filmografía.

Lo primero, en el plano negativo, es un metraje desmedido que pierde en ocasiones su capacidad de apasionar al espectador, pero también hay que señalar que su argumento está infestado de concesiones que no terminan de encajar en la trama, especialmente la condición de superhéroe del protagonista, que no sólo es un pirata informático que conoce todos los secretos de la informática, también un tipo fornido y hercúleo capaz de hacer frente al enemigo con los puños, y la inclusión de un romance que carece de química y resulta bastante soso.

Frente a eso hay cosas que sí funcionan, sobre todo el impacto que generan algunas muertes violentas inesperadas y una elaborada puesta en escena, aunque no se consolidan en un conjunto sin la cohesión necesaria.

El actor australiano Chris Hemsworth, más asociado a cometidos de cine de aventuras o de ciencia-ficción, no está en su mejor escenario. Convertido en un hacker que domina todos los secretos del universo de los ordenadores, Nicholas Hathaway ha tenido la desgracia de acabar en la cárcel como consecuencia de su fallido desafío al FBI. Pero su suerte cambia de la noche a la mañana cuando se pone en marcha un equipo conjunto chino-norteamericano que reclama el eficaz concurso suyo para hacer frente a una red de malware, que podría estar detrás del sabotaje de una central nuclear china. El capitán asiático Chen confía plenamente en él, no en balde fue amigo suyo, y además su hermana sigue manteniendo con él intereses románticos compartidos.

Este es el cuadro de mandos de un producto cuya nota más original es la cooperación que conlleva entre los dos países más poderosos del mundo y que está definido como un relato que oscila entre el espionaje, el terrorismo, el thriller de acción y la intriga.