Permite al director Jason Reitman no sólo reafirmar su categoría y el dato incuestionable, tras títulos de la talla de ´Juno´ y ´Up in the air´, que es uno de los autores con más proyección de futuro en Hollywood, también que es un experto en dotar a sus personajes de una consistencia y credibilidad evidentes.

Virtudes cada vez más difíciles de encontrar en el cine de hoy que saltan a la vista en esta película que aborda numerosas cuestiones, especialmente la comunicación entre padres e hijos pero también el fenómeno que ha representado Internet en los hogares de hoy en día y los problemas que genera en cuestiones que afectan a la intimidad de las personas.

Lo que hace el realizador, entre otras cosas, es mostrar una panorámica más que efectiva, en términos realmente demoledores, de una sociedad en la que cada vez se abren, paradójicamente, más barreras entre los seres humanos, incluso o más entre los que están más unidos y vinculados, motivando que la infidelidad y el recurso a la pornografía estén a la orden del día.

Consciente Reitman de que el escritor Chad Kultgen había elaborado un libro impecable y revelador sobre estas cuestiones, porque leyó el texto todavía en galeradas y hasta participó en la confesión de la portada, se ofreció como firme candidato a la tarea de adaptarlo a la pantalla, redactando el propio guión en colaboración con Erin CressiaWilson, una oferta que, por supuesto, aceptaron de mil amores los productores de la cinta.

Su visión, como señala el título, abarca tanto a los padres, hombre y mujeres en igual dimensión, como a los hijos, que más que niños, desde luego, son ya adolescentes que están forjándose como adultos. La cámara trata, en principio, de utilizar a los jóvenes como vehículo de conexión, aportando a renglón seguido las claves relevantes que sobre cada uno de ellos ofrecen sus progenitores.