El enorme peso de su legión de admiradores, más aún cuando se juega con nada menos que seis superhéroes, garantiza que resistirá cualquier crisis, pero eso no oculta una palpable realidad y es que el filón de los personajes de DC Comics no brilla a la altura de antaño y esta nueva muestra de sus aventuras lo pone de manifiesto. No es que sea un traspié irreversible ni definitivo, por supuesto, pero no responde a las expectativas creadas y supone una ligera pero elocuente decepción.

Y es que la fórmula del director Zack Snyder, especialista en estos menesteres como ha demostrado en títulos del renombre de El Hombre de Acero y Batman contra Superman, sufre de una anemia que es la clave del agotamiento de esta serie. Tanto es así que para evitar lo peor se ha recurrido de nuevo al salvavidas de los efectos visuales y a una sucesión de escenas de acción con verdaderos rivales de lujo.

La cinta comienza con la muerte de Superman, un factor esencial que alienta el detonante de una depresión colectiva, de modo que sus eternos colegas se sienten impotentes de evitar la mayor amenaza que ha tenido la Tierra hasta ahora, el ataque de las terribles y brutales hordas de alienígenas al mando del cruel y gigantesco Steppenwolf, un siniestro matarife que tiene en su poder dos de las tres cajas que le aseguran que el planeta caiga en su poder.

La situación es crítica y por fortuna para lo que podría suponer el fin de la humanidad, primero Bruce Wayne, alias Batman, y a renglón seguido Diana Prince, es decir Wonder Woman, han hecho suya la misión de lograr reunir a los superhéroes que pueden evitar la catástrofe. Para eso hay que convencer a Barry Allen, que no es otro que The Flash; Arthur Curry, que se oculta tras el atuendo de Aquaman y Victor Stone, alias Cyborg. No es fácil el tema, aunque la «resurrección» de Superman, en la eterna identidad de Clark Kent, facilitará mucho las cosas. Con ese planteamiento, el resto es tarea de la tecnología made in Hollywood, especializada en salvar naufragios con el espectáculo y la acción como norma.