Con un título original, Palabras e imágenes, mucho más expresivo y adecuado que el que ha gozado en España, la cinta se vale de un guión muy trabajado de Gerald DiPego que nos traslada al ámbito estudiantil, un instituto norteamericano que va a vivir su propia crisis de identidad a partir del enfrentamiento dialéctico entre dos de sus profesores.

Los responsables de todo ello son la nueva profesora de arte avanzado, Dina del Santo, que es además una pintora de prestigio, y Jack Marcus, que da clases de literatura avanzada. Todo empieza como un juego que se convierte en algo más cuando Dina reivindica el mayor poder de comunicación de la imagen sobre la palabra y desata la oposición radical de Jack, que sostiene exactamente la teoría contraria.

El tema rebasa con mucho la esfera personal de ambos y llega a movilizar a todos los alumnos del instituto, configurando la inevitable historia de amor entre los protagonistas, que han de superar para ello sus rencillas y su amor propio. La parte menos eficaz es, sin duda, la que alude a la condición de alcohólico de Jack, que está cogida un poco por los pelos y que no encaja por completo en un escenario semejante.

Pero ello no conlleva demasiado peaje y, por supuesto, no obliga a hacer concesiones estúpidas y gratuitas. Por eso sus méritos siguen superando con creces a sus defectos. Merecía bastante mejor suerte de la que ha tenido en España, donde se ha estrenado casi de tapadillo y con dos años de retraso, tanto por un espléndido reparto encabezado por Clive Owen y Juliette Binoche, que están magníficos, como por las virtudes de un guión que tiene sus mejores aliados en la originalidad y el tratamiento literario.

Es verdad que el ritmo sufre algún ligero tropiezo que desestabiliza en alguna medida el producto, algo que es patrimonio habitual del director, Fred Schipisi, que a pesar de contar con una filmografía interesante, compuesta por 17 largometrajes y en la que figuran títulos como Plenty, La Casa Rusia y Cosas de familia, nunca ha forjado esa gran película que tanto ha buscado. Aun así, esta comedia romántica desprende más encanto que frustración y más inteligencia que rutina.