Posiblemente no está a la altura de las mejores películas de Schlondorff y para ello basta con recordar algunas de la talla de 'El tambor de hojalata', 'El viajero' y 'El noveno día', pero aún así hay en ella elementos de notable interés dramático que afectan de modo especial al ser humano y en concreto al hombre y a la relación con la mujer. Porque las imágenes que utiliza en esta reflexión tienen una considerable capacidad para escarbar en los lugares más recónditos y revelar los sentimientos que conllevan experiencias ligadas a lo más íntimo del ser humano.

Sobre un planteamiento muy simple pero de evidente trascendencia, los personajes de la cinta valoran si la situación en la que viven es la que deseaban y las que les da la felicidad o algo que se le parezca o, por el contrario, muestran un signo claro de frustración. El 'Regreso a Montauk' es, en efecto, la vuelta a un lugar físico, una playa de Long Island cercana a Nueva York, pero también es un factor espiritual en el sentido que supone el referente de un pasado que todavía sigue vivo.

Aunque durante mucho tiempo el director quiso adaptar un texto de Max Frisch, finalmente tuvo que claudicar ante las dificultades que entrañaba un proyecto demasiado complejo. Una circunstancia que paradójicamente ha ejercido en este caso un efecto positivo que contribuye a consolidar en el plano dramático una cinta que mejora a medida que avanza. No llega a alcanzar el rigor deseado, pero hay momentos notables y fases de diálogos inspirados.

El peso de la trama recae sobre un hombre, el escritor Max Zorn, pero los personajes mejor definidos son las mujeres, que han contado además con la colaboración de sendas espléndidas actrices, Nina Hoss y Suzanne Wolff. El comienzo nos sitúa en Nueva York, adonde ha llegado Max Zorn para presentar su libro y donde le espera su pareja, Clara. Es la ocasión que deseaba, tras muchos años de ausencia, para poder encontrarse con Rebecca, la mujer a la que amó y de la que no sabe nada desde hace 17 años. Se abre paso así a una serie de encuentros que van a definir con precisión el presente de lo que el tiempo y la realidad han consolidado, dejando entrever las carencias que Max delata frente a la madurez de las dos mujeres.