Ambos tienen en la bicicleta una válvula de escape a sus discapacidades que les permite sentir con mayor intensidad el mundo que les rodea. Juntos realizaron la ruta francesa del Camino de Santiago el pasado verano, un total de 800 kilómetros repletos de sensaciones desde que salieron de Roncesvalles hasta su llegada a Santiago. Gerardo Fernández, un vigués sordociego de 34 años y Antonio Luque, un niño cordobés de 14 años que sufre parálisis cerebral son los protagonistas de "El desorden de los sentidos", un documental dirigido por Alejandro G. Salgado que el viernes (20.00 horas) se preestrena en el auditorio del Concello de Vigo.

Pero Gerardo y Antonio no estuvieron solos en esta gran aventura. Javier Luque, padre de Antonio, pedaleó en la bicicleta adaptada que permite a su hijo disfrutar de este deporte, y Javier Pitillas, un policía local vigués que desde hace más de trece años colabora con ASPAVI como entrenador de atletas invidentes, compartió un tándem con Gerardo. "La cinta tiene como eje vertebrador la forma en que Antonio y Gerardo se enfrentan al mundo y como intentan salvar las limitaciones y carencias a las que les obligan sus respectivas discapacidades. Antonio ve y oye, pero no es capaz de procesar sus estímulos. Gerardo tiene intacta su capacidad cognitiva, pero se encuentra aislado de su entorno por su sordoceguera. Tienes capacidades complementarias y nos pareció muy simbólico como idea previa", explica el director sevillano Alejandro G. Salgado.

"Hemos intentado plasmar la historia con honestidad; mostrando una realidad muy cruda, con lo positivo y lo negativo", añade.

Para Javier Pitillas, el camino que muestra el documental es el cuarto que que recorre con Gerardo. Y no será el último, ya que el próximo verano volverán a ponerse en marcha, en esta ocasión acompañados por Maxi, un vigués de 33 años con parálisis cerebral. "Para Gerardo fue una experiencia tan enriquecedora que quiso compartirla con otras personas con discapacidad y por eso cada año nos acompaña alguien", comenta Pitillas. Lo más complicado del Camino es, asegura, encontrar albergues de peregrinos adaptados a las necesidades de estas personas, por lo que muchas veces pernoctan en polideportivos u hostales. Aún así, su peregrinación no tiene ayuda oficial.

La asistencia al preestreno es a través de invitación, que se puede recoger en el auditorio el propio viernes una hora antes de la proyección.