El director y actor francés Patrice Chéreau cree que un relato por contar, en la pantalla o sobre las tablas, es "un combate" que se debe librar "con responsabilidad y con fuerza" y defiende que en su oficio siempre "hay que acompañar al público", darle historias "claras y accesibles".

"Hay que hacer las historias accesibles, lo que no significa simplificarlas ni contarlas de una manera convencional, para que el público pueda masticarlas, digerirlas y hacer de ellas su propio alimento", afirma.

Director de cine, ópera y teatro, además de intérprete, el premiado autor de "Intimidad", Oso de Oro en Berlín, y "La reina Margot", ganadora de cinco César y del Premio del Jurado de Cannes, se ha estrenado hoy como profesor en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde ha dejado claro que el suyo es un solo oficio, aunque "con gramáticas diferentes".

Chéreau ha hablado a sus alumnos de sus inicios. Hijo de pintores, cuando estaba en el instituto decidió apuntarse a un grupo de teatro, en el que quería "hacerlo todo". Hasta la iluminación, con lo que encontraba en el laboratorio de Física.

"Y era muy malo, con mi primera interpretación el público se echó a reír", ha confesado este creador, quien ha apuntado que a veces trabaja como actor para ver cómo lo hacen los otros directores.

También ha relatado que a cien metros de aquel instituto estaba la Cinemateca Francesa, que empezó a frecuentar hasta dos veces al día. Le atrajo el cine de Welles, de Bergman y el expresionismo alemán, películas en las que las historias "son muy fuertes, muy grandes" y cuya ambición, a su juicio, es "abarcar el mundo entero".

Welles y Bergman le aportaron las "respuestas" que no encontró en la entonces en boga "Nouvelle Vague" (Nueva Ola), que capitaneaba Godard y que, según ha confesado, nunca le ha interesado por su "ausencia de relato" y porque, en su opinión, las películas de los cineastas de ese movimiento "dan una imagen de la realidad, pero diluida".

"Eran los años sesenta. Se puede añadir la Guerra de Argelia, lo sacudimos todo y salgo yo. Y no he salido de eso, es un bagaje que utilizo y reutilizo con la edad que tengo", ha asegurado.

Chéreau considera además que la insatisfacción y la inseguridad son otras de sus armas. "Muchas veces encuentro a mis colegas muy seguros. No sé cómo lo consiguen y además se pierden una herramienta muy importante, la duda", ha apostillado.

En su faceta de director de ópera aprendió que el problema son los espectadores que "creen conocer la historia muy bien y lo que les interesa saber es cómo se ha puesto pimienta y sal en la obra". "Y muchas veces tenemos platos con mucha pimienta, pero que no van al fondo", ha opinado.

Para Chéreau, es "imprescindible" contar cualquier historia como si el público nunca la hubiera oído. Por eso defiende la claridad sin caer en la narración convencional y ve como una necesidad "pasar la prueba de fuego del público".

Y es que, para el director de "Gabrielle", "no es nada interesante que te digan que no lo han entendido, pero que las imágenes son preciosas".