La realizadora gallega Isabel Ayguavives (Ferrol, 1974) encontró la "semilla del guion" de la ópera prima que la próxima semana presenta en el Festival de Cine de San Sebastián en un viaje realizado hace diez años a Chile junto a un amigo. "Él iba a reencontrarse con su familia y en esos días conocí el árbol magnético, que de verdad existe y que supone el fenómeno que cuento en el filme", rememora la directora que ha sumado al proyecto al compositor vigués Nico Casal que ha facturado la banda sonora.

"No hice el viaje pensando en que iba a sacar ideas para una película, sino que la idea vino después", aclara la joven, que optará al premio de Jóvenes Realizadores de San Sebastián con El árbol magnético, subvencionada por Agadic, y protagonizada por varios actores de renombre en Chile.

En una entrevista a este diario, Ayguavives desgrana que este filme habla sobre la erosión o conservación de los lazos familiares, de cómo se borran o se mantienen las relaciones con el paso del tiempo y sobre cómo se vive el sentimiento de pertenencia a un lugar.

"El protagonista es Bruno, un chico con una vida itinerante que va a donde el trabajo lo lleve. Sin ataduras, vuelve a Chile para un reencuentro familiar porque la casa de la familia se va a vender. Esa es la última ocasión que tienen para estar juntos. En ese encuentro, en el que hacen un asado (churrasco), se dan cuenta de que, en los últimos años, han olvidado cosas que antes eran importantes".

Frente a Bruno (interpretado por el español Andrés Gertrúdix), aparece su prima Nela (Manuela Martelli). "Es ella la que cuenta el regreso de esa persona que está esperando. Ella ejerce de guía de viaje". Si bien estos dos personajes llevan el peso, la película -drama- es más bien un filme coral donde se desvelan personajes que bien se pueden encontrar en la mayoría de las familias reales.

Ayguavives confía en que el estreno en San Sebastián de esta cina, el día 26, sirva de "trampolín para que después del festival mucha gente vea esta película. San Sebastián es el mejor sitio, un lugar magnífico para que la película comience".

El compositor vigués Nico Casal, encargado de la banda sonora, la primera que hace para un largometraje, añade que el estreno en el festival donostiarra es "un sueño" además de una oportunidad para conocer en carne y hueso al resto del equipo ya que todo contacto que tuvo con la directora y otros trabajadores fue a través de correo electrónico o videoconferencia.

El contacto surgió a través de un estudio de tratamiento de audio que sugirió el nombre de Casal. Este asegura haberse inspirado para su obra en "enormes e-mails y las largas conversaciones vía Skype que mantuve con Isabel, ya que yo vivo en Londres. Ella me hablaba de las escenas y así imaginé lo que se podía expresar con música". El resultado ha sido una banda sonora "de música tranquila, con elementos electrónicos", concluye el joven vigués.