Pablo Malo ha presentado hoy fuera de concurso "Lasa y Zabala", una película no exenta de polémica que ofrece un relato "honesto" y que "no va contar nadie", asegura el realizador vasco, sobre la "barbaridad" del asesinato de los dos etarras a manos de los GAL.

"No es un filme trinchera", ha asegurado a Efe Malo poco después de la proyección de la película dentro de la Sección Oficial de la 62 edición del Festival de Cine de San Sebastián.

El realizador ha rechazado así algunas críticas que apuntan a la falta de "contextualización" del filme respecto a la época en la que se desarrolla, los años ochenta, cuando la actividad terrorista de ETA era insoportable, un hecho que en el filme se vislumbra pero que no aparece en imágenes.

Malo cree que "intentar compensar" la historia con escenas de crímenes de ETA hubiera sido "injusto" porque en ese caso los atentados hubieran quedado "como una anécdota".

"Probablemente esos crímenes requerirían una película en sí mismos", afirma Malo, quien asegura que está dispuesto a rodar en otra ocasión un filme sobre "el otro lado".

Sin embargo, recalca, ha "puesto el foco" sobre Lasa y Zabala, consciente de que su trabajo se mirará con lupa y tal vez "no se entienda", pero defiende que la ha hecho con "honestidad" y ha evitado el "maniqueísmo".

La película arranca en octubre de 1983 en Bayona donde Joxean Lasa y Joxi Zabala (de 20 y 21 años) e integrantes de ETA son secuestrados por un grupo de guardias civiles a las órdenes del entonces coronel del cuartel de Intxaurrondo en San Sebastián, Enrique González Galindo, y conducidos al edificio de La Cumbre, donde son sometidos a torturas y asesinados.

Malo ha recalcado que la película es fiel al sumario que se siguió en la Audiencia Nacional contra los responsables de los hechos y asegura que aunque parezca que los guardias civiles que participaron están caricaturizados, la realidad "era más extrema".

De hecho, ha asegurado que se ha "cortado" de incluir algunos detalles sobre la personalidad de estos personajes porque "hubiera resultado inverosímil" y el público creería que eran exageraciones.

Sin embargo, sí es cierto que Galindo afirmó, como aparece en la película, que con hombres como los de su equipo podría haber "reconquistado Sudamérica en unas semanas" o que "solo había llevado el 'todo por la patria' hasta sus últimas consecuencias".

El hilo conductor de la película es el abogado Iñigo Iruin (Unax Ugalde) porque "es el único que estuvo presente en todo el proceso", aunque Malo no cree que sea tratado en la película como un "héroe".

Los "verdaderos héroes" de la historia son Jesús García, el comisario de Policía que inició la investigación sobre los restos que habían aparecido enterrados cal viva en Alicante, y los jueces, "algunos llegaron a encontrar balas bajo su almohada".

El filme muestra una escenas de torturas duras que Malo justifica porque buscaba la emotividad al igual que el hecho de mostrar explícitamente el tiro en la nuca con el que fueron rematados los etarras.

También en este aspecto afirma que la película no ha contado todo lo que figuraba en la investigación porque si no se hubiera convertido en una "galería de los horrores".

"Es muy simbólico de la cantidad de tiros que se han producido en este país", afirma Malo, quien tras mostrar su rechazo a la violencia ha indicado que si la película sirve para que no vuelva a pasar "habrá merecido la pena".

Malo critica a las personas que afirman que Lasa y Zabala "sabían donde se metían" o que con su muerte puede que se hayan evitado asesinatos. "Eso es política ficción", afirma.

"Si la película sirve para que la gente se acerque a la idea de que hay que dialogar y que lo que ha pasado durante 50 años no ha servido para nada, más que para que mucha gente esté en el cementerio y mucha gente en la cárcel me doy por satisfecho", concluye.