Dustin Hoffman fue un hombre llamado para el cine desde su nacimiento en 1937, en Los Ángeles. Su madre, una actriz amateur, y su padre, decorador de escenarios en Columbia Pictures, quisieron concederle el honor de tener el mismo nombre que el afamado actor de westerns Dustin Farnum. Este año, el canal TCM quiso homenajear a un Hoffman que se ha ganado su propio espacio en Hollywood. Por eso hoy, en su 80 cumpleaños, emitirá tres de sus mejores películas: 'Cowboy de medianoche', 'Rain Man' y 'Descubriendo nunca jamás'.

El actor estadounidense siempre ha tenido fama de difícil, detallista y en algunos casos, exasperante al realizar su trabajo. "Tengo unos demonios interiores que me hacen dudar y que me ha costado domar", reconoció hace años en una entrevista para confirmar los adjetivos que le tildaban de inseguro. Son muchos los realizadores que tuvieron que aguantar durante los rodajes interminables charlas de Hoffman. Para él, los directores de cine son una figura paterna: "Yo me peleé con mi padre desde que tuve uso de razón. Así que trabajar con los directores es como si estuvieras discutiendo todo el tiempo con tu propio padre". A cambio ha regalado interpretaciones inolvidables a la historia del cine, como: 'El graduado', 'Kramer contra Kramer', 'Perros de paja' y 'Tootsie'.

Hoffman quiso dedicarse a la medicina después de terminar sus estudios secundarios, estudió música en el Conservatorio de Los Ángeles y finalmente dejó sus antiguos propósitos para convertirse en actor. Se matriculó primero en la Pasadena Playhouse y luego en el famoso Actor's Studio de Nueva York, donde tuvo como profesores a Lee Strasberg y Stella Adler, unos maestros que le enseñaron a ser tremendamente minucioso con los detalles y a reflexionar sobre la motivación de sus personajes. "Con cada personaje aprendo algo de mí mismo", explica. "Hay que investigar, saber de dónde viene, qué y cómo le pasa y, cuando te pones delante de la cámara, olvidarlo todo para ser simplemente ese personaje". En la Pasadena Playhouse entabló amistad con Gene Hackman, con quien se trasladó a vivir a Nueva York a finales de los 50 con la intención de ser actor de teatro.

Su primera incursión en el cine tuvo lugar en la comedia de Arthur Hiller 'The Tiger Makes Out' (1967), un filme protagonizado por Eli Wallach y Anne Jackson en el que Hoffman aparecía en un pequeño papel secundario. Ese mismo año, después de su paso por varias series de televisión y por obras de teatro, le llegó su gran oportunidad. El director Mike Nichols lo eligió para dar vida a Ben Braddock, el joven a quien una madura Anne Bancroft intentaba seducir en 'El graduado'. Dustin Hoffman consiguió así la primera de sus siete nominaciones al Oscar. En la década de los 70 encadenó títulos, como 'Pequeño gran hombre', 'Papillon', 'Todos los hombres del presidente' y 'Lenny'. En 1979 consiguió su primera estatuilla al mejor actor por su papel en 'Kramer contra Kramer'.