Lo de la cocina italiana es único. No sólo es la más extendida del mundo sino que además sus platos se imponen a los locales aun teniendo virtudes similares.

La panna cotta, por ejemplo, gana popularidad en paralelo con el olvido creciente del flan tradicional. Es un postre sencillo. Sus ingredientes suelen ser nata y/o leche, azúcar, gelatina y con frecuencia esencia de vainilla. La mezcla de gelatina y nata, combinación acertadísima, le da su singular textura. El sabor dulzón y levemente lácteo le permite tener los acompañantes más diversos.

Una mezcla perfecta, por ejemplo, es con frutos rojos, aunque también queda bien con helados (con el de café está divina), tartas y frutas. Por supuesto, aporta un montón de azúcar y grasa saturada. Pero es innegable que la panna cotta con unas fresas y un poco de helado de vainilla puede hacer más llevadera la rentrée…

- No es fácil aligerar este postre. Una buena opción es usar a partes iguales nata y leche. Con leche desnatada no queda bien.

- La nata es una fuente notable de vitamina A. Y la leche aporta proteínas y calcio. O sea, que no todo son calorías.

- La panna cotta puede ser un delicioso relleno de crepes. Otra utilidad es acompañarla de macedonia o de compota de frutas.

- Una salsa perfecta para la panna cotta es la de frambuesa o fresa trituradas.

- Es importante que se use la cantidad justa de gelatina, que aporta proteínas, pero de baja calidad biológica. Y cuanta más se use, más ligera será la panna cotta, pero puede quedar sin la textura adecuada.

Qué postre te gusta más, el flan tradicional o esta delicia italiana? Déjanos tu receta

Receta de Panna Cotta