Ángel Graña | Lalín

Su amigo, el maître Nacho Costoya, lo puso sobre la pista de que una multinacional china con restaurantes en Madrid y Barcelona buscaba alguien para dirigir los fogones de su nuevo e impresionante restaurante en Shanghai. El lalinense Alejandro Iglesias, formado con maestros de la talla de Berasategui, Mugaritz o los hermanos Roca, no se lo pensó y viajó a la capital de España para exponer su proyecto. "Me dijeron que hiciera lo que quisiera sin límite de gasto y parece que le gustó lo que preparé porque poco después me llamaron para ofrecerme el puesto", recuerda el cocinero dezano.

Lo cierto es que tanto él como su pareja -entre las condiciones impuestas por Iglesias para viajar a Shanghai se encontraba un contrato de trabajo para su novia- viajarán a finales de mayo a la ciudad china previa escala en Dubai con el objetivo de diseñar durante un par de semanas la que será una de las cocinas más vanguardistas de toda la nación china. Alejandro espera poder comunicarse en español "porque hablo un inglés como el de los indios y, por supuesto, de chino no tengo ni idea".

El nuevo restaurante, que todavía no tiene nombre, está situado a unos 30 kilómetros de Shanghai. Al parecer, la zona está habitada por familias de alto poder adquisitivo y el local ocupa unos 4.000 metros cuadrados que pertenecieron a un palacio de verano del último emperador chino. "Se trata de ofrecer cocina gallega de producto pero con toques modernos", indica Alejandro Iglesias antes de emprender un viaje que podría cambiar su vida para siempre.

Alejandro Iglesias, que en estos momentos trabaja en los fogones del restaurante Cabanas, propiedad de su familia, se muestra ilusionado con el reto que se le presenta. Además, el despliegue de medios de la empresa para la que va a trabajar -cada dos o tres días un avión fletado para la ocasión llevará productos gallegos a Shanghai- le hace vaticinar un gran éxito del establecimiento entre los paladares más exigentes de la zona. Iglesias no sabe por cuánto tiempo estará en China, pero espera que sea lo más posible en señal de la buena aceptación del restaurante de las afueras de Shanghai.