Pocos alimentos son tan efectivos para combatir las calurosas jornadas estivales como la sandía. Sacia y refresca gracias al más de 90% de agua que contiene su jugo. Además también es apta para aquellos que siguen dietas rigurosas, pues 100 gramos de fruta sólo conllevan la ingesta de 20 calorías. Por eso es lógico que en estas fechas, la venta de sandía se dispare. La Associació Gremial de Fruites i Verdures de Mercabarna (Agem) señala que las cifras de venta de este verano romperán el récord del 2013, el año en que se vendieron mas sandía, según esta entidad. Quizás el motivo se halle en la bajada de un 12% de su precio, gracias a un repunte de la producción, propiciado por las buenas cosechas de la pasada primavera.

Murcia, Almería y la Comunidad Valenciana se mantienen en el ranking de tierras productoras. Lo que sí ha cambiado en los últimos años es la popularidad alcanzada por las variantes sin pepitas, que ya superan en demanda (con un 57% de las ventas) a las sandías tradicionales. No sólo son las preferidas para las familias con niños, sino que los productores aseguran que además de ser más cómodas de ingerir, se conservan mejor y tienen un sabor más dulce.

Sea con o sin pepitas, una sola rodaja de sandía aporta más del 30% de las cantidades diarias recomendadas de vitamina A y C. Entre otras bondades, también se le atribuyen propiedades antioxidantes que previenen la aparición de ciertas células cancerígenas; cualidades depurativas gracias a su alto contenido en fibra o el aporte de citrulina, un aminoácido que relaja los vasos sanguíneos y ayuda a controlar la hipertensión.

La Fundación Dieta Mediterránea añade que la sandía puede comerse en cualquier momento del día y que, a pesar de lo que la creencia popular predica, es una opción ideal para tomar como postre. Resulta indigesta sólo en aquellas personas con problemas intestinales que dificulten absorber la gran cantidad de agua que contiene.