Amil se convirtió ayer en un punto de referencia para los amantes de la buena mesa. La razón fue la celebración de la Festa do Porquiño á Brasa que organiza la Asociación Gastronómica Cultural de Amil. Precisamente el banquete celebraba ayer sus bodas de plata con un éxito de público que rondó los 1.200 comensales, solo bajo el toldo de la organización, que dieron buena cuenta en el recinto de la capilla de Os Milagros de Amil de 60 ejemplares de codiciado lechón. Vecinos y visitantes pudieron disfrutar del preciado manjar en los bares de la localidad, donde se prepararon otros 40 asados.

La jornada empezó sobre las 4 de la mañana, reuniendo la leña para iniciar el lento asado de los porquiños. La preparación de los ejemplares despertó la curiosidad de muchos comensales que acudieron a su cita con el porquiño con antelación, para poder observar el trabajo del equipo de asadores que durante ocho horas preparan la carne, colocada en espeto de acero inoxidable al que van dando vueltas hasta que el lechón alcanza su punto. La leña de roble es la responsable del peculiar sabor de este plato.

Dicen desde la organización que "quién prueba, vuelve otro año". Según Lourdes García, presidenta de la Asociación Gastronómica Cultural de Amil, que conviene reservar durante el mes de agosto, para no llegar al día sin la ración del porquiño. "Muchos vienen desconociendo que tienen que reservar, y tienen que ir a comer a los restaurantes", explica Lourdes.

La música de los grupos de gaitas Chinguilipé de Moraña y Airiños da Fracha de Ponte Caldelas, la actuación del grupo de baile Seixebra y talleres para los más pequeños entretuvieron a los asistentes hasta que a las 14 horas se procedió al sorteo al sorteo de los lotes y dio comienzo la comida popular. Cada una de las mesas pudo disfrutar de un menú a base de un "porquiño" asado de 14 a 15 kilos, dos empanadas, vino tinto, agua, pan y café.

Pero la fiesta no solo se limita a la vertiente gastronómica. Ya durante la tarde y para hacer la digestión, los comensales participaron en juegos tradicionales como los zancos, la rueda, los sacos o el juego del pañuelo, con el reparto final de premios entre los campeones. Además, se celebró por cuarta ocasión la Feria Artesanal en la carballeira de Amil, con muy buena aceptación entre el público.

El tiempo acompañó a las bodas de plata de una fiesta gastronómica más que consolidada y que demostró, un año más que en el municipio del "carneiro ó espeto", en la parroquia de Amil, el rey es el "porquiño á brasa". Iniciado en 1990 como una comida popular en la que solo participaban los jóvenes de la localidad, se ha convertido en un referente en el calendario de las fiestas gastronómicas estivales. De hecho, el colectivo organizador ha conseguido exportar este plato a otras fiestas como la Feira Franca.