A todo porquiño lle chega o seu San Martiño y parece que en Deza durante los últimos días, aprovechando la festividad de la Constitución y la Inmaculada, le ha tocado el turno a muchos. Aunque el refranero popular fija el inicio de la matanza del cerdo a partir del 11 de noviembre, coincidiendo con la celebración del San Martiño, la mayoría espera a que lleguen las primera heladas para ponerse a la faena. Conservando aún en muchas familias la matanza tradicional como una fiesta o, al menos una reunión familiar, la festividad propicia que se repitan en multitud de casas.

Pocos son los hogares dezanos en los que no se cría, al menos un cerdo para el autoconsumo. Cuando no son varios y que se reparten entre varios familiares, una práctica muy extendida, sobre todo, entre los residentes que no cuentan con un espacio adecuado para mantenerlo. El esmero en la alimentación, en muchos casos a base de un gran aporte de berzas, remolacha, harina y menos de piensos, es lo que impulsa a muchos de los vecinos de la comarca a continuar realizando la ceba en sus casas hasta lograr animales que alcanzan, sin dificultad, los 150 kilos. La base de la alimentación se deja sentir en el paladar, tal y como confiesan los más veteranos y los amantes de la carne de cerdo. Aunque también influirá el proceso de curación.

La matanza ha ido incorporando a lo largo de los últimos años nuevas técnicas como el empleo del tractor, que suple las tácticas donde se utilizaba el carro o las alpacas. Aunque cada matachín tiene sus trucos para conseguir un resultado óptimo. Así, la obligatoriedad del uso de la pistola eléctrica, para dar muerte al animal, ha provocado también cambios en la tradición. El chamusco, bien sea con soplete o helechos y carquejas, como antaño, es el siguiente paso. Un rascado o lavado, o ambas, previo paso antes de abrir la pieza y extraer los órganos. Muchos esperan al día siguiente, y que la carne enfríe, para realizar el despiece y la salazón. Aunque hay quien en una sola jornada ventila toda la faena.

El trabajo no remata ahí, y en pocos días se sucederán en la zona la preparación de los chorizos. Aunque éste ha sido solo el inicio y para muchos esta labor aún queda pendiente, en algunos casos hasta febrero.