SILVIA PAMPÍN | FORCAREI

Gallego y extremeño al cincuenta por ciento por genes, vasco por nacimiento y vilagarciano por decisión familiar y propia, está claro que lo de Rubén García es la fusión. Y, sobre todo, la cocina. Le perdió el miedo de la mano de su abuela, se formó en la Escuela de Hostelería de Santiago y luego en restaurantes como el de Toñi Vicente. En 2001 abrió La tasca de Patxi en Vilagarcía. Tras pasar por la cocina del hospital de Montecelo, aprobó la oposición y recaló en el colegio de Soutelo. Abrió la cocina a los alumnos. Y hasta a sus familias, que agotan los libros que escribe para que los niños recauden fondos para su excursión.

Gallego y extremeño al cincuenta por ciento por los genes, vasco por nacimiento y vilagarciano por decisión familiar y propia, está claro que lo de Rubén García Castrelo es la fusión. Y, sobre todo, la cocina. Le apasiona y eso se nota. Su energía y su saber hacer están resultando contagiosos. En el colegio de Soutelo lo saben bien. Es su cocinero. Aunque este año responsabilidades sindicales le hayan apartado de lo que más le gusta hacer -cocinar a diario para los pequeños del centro-no les ha dejado de lado. Sigue implicado con sus proyectos. Por segundo año consecutivo, ha confeccionado un libro de recetas para que los niños de sexto puedan recaudar fondos para su excursión de fin de curso, que ya están disfrutando estos días.

La publicación ha causado furor. En menos de una semana se agotó toda la tirada, de 350 ejemplares. Es lógico. Rubén es toda una referencia culinaria en la tierra del Gaiteiro de Soutelo. Cuando en 2008 aprobó las oposiciones y tomó posesión de la plaza de cocinero en el CEIP de Soutelo de Montes, en el municipio de Forcarei, Rubén le abrió la cocina a los alumnos. Empezaron preguntándole en el recreo qué habría para comer y "nunca" les ocultó nada. Quiso que vieran que cocina productos naturales y también cómo se hace. Por eso, poco a poco, junto con los profesores acordaron ir aproximando a los niños a la cocina.

Es una lección para la vida. A él, que adora trabajar para los pequeños y ver su cara de felicidad cuando disfrutan con la comida, les apetece que sepan que lo mismo que él hace también lo pueden hacer en sus casas, con sus familias.

El pasado curso, en el colegio impulsaron unas jornadas de cocina en las que Rubén García fusionaba platos internacionales -de cocina norteamericana, china o italiana, entre otras- utilizando productos gallegos. Todas las semanas, algún grupo bajaba a la cocina y, de la mano de Rubén, aprendía a elaborar lo que después todos degustarían con mayor satisfacción. Al final del curso, las recetas se recopilaron en un libro de cocina destinado a recaudar fondos para la excursión de sexto. Toda esta experiencia resultó tan bien que ha cundido el ejemplo. Este año, en el primer trimestre, Rubén optó por impulsar unas jornadas de cocina de fusión de distintas comunidades autónomas de España: Galicia, Extremadura, Asturias, País Vasco, Canarias, Baleares, Andalucía y Comunidad Valenciana.

Así, por ejemplo, mezcló Asturias, Baleares y Canarias en el plato "Pixin con su gofio, papas arrugadas y ali-oli" fusionando el "pixin" (rape en Asturias) con las "papas arrugadas" canarias y una de las salas más usadas en la cocina balear. Pero también se atrevió a mezclar las cocinas de Galicia y Andalucía con platos como la "fritura de merluza, su risotto con grelos, ajoblanco y ajada" o los "flamenquines de lacón con queso de tetilla". También hizo recetas especiales para el Samaín, y enseñó a los pequeños cómo elaborar sus exclusivas "souteliñas", unos bizcochitos aptos para celíacos e intoleantes a la lactosa. Ahora desvela las recetas en su libro.

Quiere que sepan que se puede comer rico, sano y bien. "Cocinar para tus hijos es ahorrar dinero, ganar salud y verles disfrutar", explica.

Nieto de emigrantes extremeños y gallegos, sus padres se conocieron en Euskadi y cuando él contaba 11 años se trasladaron a vivir a Vilagarcía. Dado que trabajaban mucho, Rubén entabló una relación muy especial con su abuela, su segunda madre. Con ella le perdió el miedo a la cocina. La tomó como "referente" en la vida y en la cocina. Es una "luchadora nata" que aun hoy, con 80 años, elabora "con mucho cariño" como ingrediente principal unos guisos deliciosos, una tortilla "espectacular" y unas empanadas exquisitas que Rubén le ayuda a elaborar.

Aprendió el valor de cocinar y de comer en familia. Y es algo que adora fomentar. Ya desde pequeño sintió "algo especial" por la cocina y por eso con 15 años comenzó a formarse en la Escuela de Hostelería de Santiago. Luego trabajaría en restaurantes como "Toñi Vicente" y en 2001 abriría su propio restaurante, "La tasca de Patxi "en Vilagarcía. Allí, contando con la colaboración de su hermano dice que logró plasmar "la cocina que yo siento". Cinco años después comenzaría a trabajar en la cocina del hospital de Montecelo . Además de ser cocinero en el colegio de Soutelo, en los últimos años ha impartido cursos de cocina y participado en concursos, colaborando con restaurantes de toda la provincia. Sus mitos son los prestigiosos cocineros Arzak, Subijana, Michel Brass, y Paul Bocuse.

Pero también él crea escuela. En Soutelo ya lo saben. Su nómina es la misma aunque él trabaja más. Pero ayudando a los niños va "más feliz a trabajar". Se siente "realizado". En 8 años ha visto crecer a toda una generación de soutelanos. Le gustaría que alguno siga sus pasos y sea cocinero. Si no, al menos, sabrán cocinar para su familia. Mientras, Rubén sigue ideando nuevos proyectos. El año próximo hará cocina de fusión de las distintas comarcas de Galicia.