El brownie, este contundente pastel de chocolate, ya no es novedad en las recetas dulces de la gastronomía del país. En realidad tiene unos ingredientes comunes a otros pasteles chocolateados: huevos, mantequilla, harina, azúcar, chocolate y nueces. Lo que ocurre es que, al no incluir levadura, su textura es realmente especial. Se trata de un tentador ejemplo de alimento energético, algo indigesto y poco recomendable para las arterias delicadas. Todo ello no impide que a la vez resulte delicioso, estimulante y nutritivo.

Los huevos aportan proteínas y un montón de vitaminas y minerales, y el cacao es un magnífico alimento. Sin olvidar las nueces, con numerosas ventajas para el organismo. En definitiva, el brownie es un postre nutritivo, potente y placentero. Si además se acompaña de helado, el placer aún es mayor. Hay que saber disfrutarlo sin remordimientos, pero teniendo siempre claro que la dosis debe ser moderada. Dosificar, en nutrición, es a menudo la alternativa inteligente a reprimir.

- El brownie puede aligerarse reduciendo la dosis de azúcar y mantequilla. El sabor apenas varía.

-Una combinación perfecta para el brownie son las fresas. Un sorbete o unas láminas de fresa aportan un toque refrescante y contrastado a este pastel.

- Es muy recomendable cuando el ánimo se encuentra decaído. El cacao contiene teobrominas, que poseen un efecto estimulante, y feniletilamina, que mejora el estado de ánimo.