"Levo todo o día cuns nervios terribles", comentaba ayer Benita Alonso, propietaria del histórico Bar Mineiro de Gondomar, que ayer sirvió su último almuerzo.

Mientras desmantelaba el comedor junto a su familia, echaba la vista atrás emocionada y agradecía "de todo corazón" el cariño y el apoyo de sus clientes, "especialmente desde hace diez años", tras la pérdida de su marido, José Luis Hermida, con el que inició la aventura hostelera hace 33 años en un negocio ya de éxito, fundado en las primeras décadas del pasado siglo.

Benita gana un merecido descanso, pero los gondomareños pierden sus afamados callos y todo un templo de la comida casera que reabrirá en unos meses bajo nueva gerencia.