La presentadora Arantxa de Sol (51 años) es la última expulsada de 'Supervivientes 2024'. Antes de regresar a España, donde se reencontrará con su familia, habló largo y tendido sobre su paso por el programa de Telecinco. Y, pese a los inconvenientes y enfrentamientos que tuvo durante su estancia, de Sol valoró la experiencia como "inolvidable".

Con todo, la derrota llegó cuando menos se lo esperaba: sintió que había podido superar muchos obstáculos y que al fin estaba en un buen momento en la isla. "Había conseguido coger el pulso a este formato, que para mí era nuevo, diferente, en el que he pasado muchos malos momentos porque me cuesta exponerme", confesó frente a la cámara.

Además, cuando le preguntaron a qué famoso veía ganando la edición, aseguró que ella ponía todas sus papeletas en Kiko (Jiménez). Precisamente el novio de Sofía Suescun fue su gran amigo en la edición, conformaron un buen dúo tanto para las pruebas como a nivel personal. Sin embargo, es consciente de que tendrá que lidiar con grandes contrincantes para hacerse con la victoria.

Para Arantxa ya no podrá ser el triunfo y ella, aunque desconoce los verdaderos motivos, apuesta porque sus discusiones con Miri Pérez y su silencio frente a Ángel Cristo tuvieron mucho que ver.

Sorpresa en el espejo

Al verse reflejada en el espejo tras casi tres meses viviendo en la isla -donde no los tienen-, la presentadora se quedó conmocionada. Aunque llegó a los Cayos Cochinos delgada, durante su estancia perdió todavía más peso: "Estoy hecha un pellejito, es impactante verme estas piernas pero bien, pensé que iba a ser peor", declaró.

Además, lo mejor quedó para el final: pudo disfrutar de comida sin límites, ante lo cual se llegó incluso a emocionar. Al ver la cantidad de platos donde elegir se le escaparon algunas lágrimas y confesó que le habría gustado compartirla con su amigo Kiko.