La presencia del ejército romano en el noroeste peninsular dejó muchas más huellas de las que hoy en día tenemos constancia. Esta es una de las conclusiones de la tesis presentada por José Manuel Costa García (Cambados, 1983) "Arqueoloxía dos asentamentos militares romanos na Hispania altoimperial (27 a. C. - ca. 280 d. C.)", que supone la primera monografía arqueológica sobre este tema.

El recién estrenado doctor en arqueología -con la máxima puntuación cum laude- ha trabajado durante más de cinco años en el estudio de un centenar de yacimientos de toda España datados entre el reinado del emperador Augusto y los años finales del siglo III d. C.

Costa comenzó su trabajo con los asentamientos gallegos, entre los que destacan el de A Cidadela (en Sobrado dos Monxes, A Coruña) y Aquae Querquennae (en el concello de Bande, Ourense). "Somos unos privilegiados porque aquí se concentró el despliegue militar y contamos con los dos asentamientos militares romanos más intensamente explorados por la arqueología hasta el momento, que se están estudiando desde principios de los años 80", explica el investigador, al tiempo que lamenta que no se dan lo suficiente a conocer ni se utilizan como reclamo turístico. "Es muy posible que haya otros asentamientos en Lugo y en Negreira, pero aún no hay nada seguro", añade.

Costa explica que aunque los estudios de arqueología militar romana están en boga desde finales del siglo pasado -con el descubrimento de importantes recintos militares relacionados con las guerras cántabras- la disciplina carecía de una auténtica monografía actualizada. "Tenemos mucha información pero muy dispersa y mucha de ella aún no publicada, además de haber muchos yacimientos muy poco estudiados aún", indica el experto. Con este trabajo, el investigador pretende "servir de trampolín para que otros puedan seguir estudiando el tema, que por supuesto está abierto a nuevos datos, y seguir conociendo el impacto que tuvo el ejército en el mundo civil".

Costa recuerda que los asentamientos militares "no son solo las típicas fortalezas que nos vienen a la cabeza al hablar de este tipo de restos, una vez que pasó la fase de conquista el ejército romano también tuvo un papel importante hasta finales del siglo III y se mantenía en pequeñas guarniciones de carácter más administrativo que militar; en controles aduaneros, torres de vigilancia, campamentos de práctica... estas edificaciones eran muy sencillas y es mucho más difícil encontrar los restos, pero seguro que los hay y muy abundantes", afirma.