JORGE ÁLVAREZ | VIGO

Tener mascota es un asunto serio. No se trata de un capricho sino que ser propietario de un perro, un gato o cualquier otro animal exige al dueño responsabilidad y compromiso. Hacerse con una y que se adapte a nuestras vidas supone, muchas veces, un cambio de hábitos. Si eres dueño de una mascota, o alguna vez te has visto en esta tesitura, te proponemos una ruta por Vigo como solución a esa pregunta que uno puede hacerse algún día antes de salir de casa: qué hago con mi perro. Se trata de un viaje de 24 horas por las calles de la ciudad olívica en la que visitaremos algunos de los sitios y rincones en los tu mascota será bienvenida y tratado como un cliente más. ¿Nos acompañas?

Iniciamos nuestro viaje una mañana de un fin de semana. Amanece y la ciudad empieza a desperezarse. Para muchos, quedan por delante dos días de descanso y diversión pero, a los pies de tu cama, tu perro te espera con la correa en la boca y pidiéndote con los ojos salir a la calle. Si fuese verano te lo llevarías a la playa pero la ciudad, no como en otros municipios gallegos y pese a las muchas reclamaciones, no tiene una así que toca arreglárselas y hoy el paseo será por el centro de Vigo. Toca ducharse, elegir ropa cómoda y ponerse en marcha.

La primera parada es la del desayuno. Rumbo al Casco Vello nos paramos en la cafetería Matina en la calle Abeleira Menéndez. Podrías haber elegido por la misma zona el Café Uf, un poquito más cerca el mítico Máispalá o en la Plaza de la Constitución el Alta Fidelidad pero a tu perro le gustan las madalenas y las de ahí las que más.

Con el estómago lleno y el ánimo suficiente sales a la calle en compañía de tu perro. Miras al cielo y espera que el tiempo otoñal no te traicione y se ponga a llover. Camino de algún sitio en el que comprar un paraguas, caminas por las calles de la zona vieja y te detienes en los escaparates de tiendas tan interesantes como Lola Damarte o Con Alma Artesana y descubres que puedes entrar con tu perro sin ningún problema. Como no encuentras lo que quieres, decides probar suerte en la calle del Príncipe. La milla de oro viguesa puede ofrecerte soluciones a tu medida pero pocas tiendas para disfrutar con tu mascota.

Cansado de dar vueltas y ya con tu paraguas en la mochila, es hora de hacerle una visita a un restaurante. Te decides por la Crêperie Bretonne porque tenías intención de ir a The Concept Urban Design pero subir las cuestas de Vigo está bien, pero si el fin de semana se inventó para descansar, el ejercicio no está en tu agenda. Además, siempre es un placer pasear por el Casco Vello y si, encima, coincide con el concurso de tapas mejor que mejor.

No hay tiempo para siesta ni para sobremesa. Seguimos disfrutando de la ciudad. Para estirar las piernas y bajar un poco la comida te vas de paseo con tu mascota por la zona del puerto. Lo ves correr por la Plaza de Compostela y perseguir a las palomas. Después de comer dulces, es su deporte favorito. Pero es otoño y el cielo está más negro que por la mañana. Ahora sí, ahora parece que va a llover.

Antes de que el aguacero te pille en plena calle subes de nuevo hacia la farola de alfonsina de la calle Colón pero antes paras en La Casa del Libro. Juntos vais a elegir un libro, sin prisa pero sin pausa, porque lo que quieres es ir hasta La Juakina para tomarte tu piscolabis de media tarde mientras disfrutas de tu nueva adquisición. Leer mientras saboreas una cerveza o un refresco es siempre un placer. Y si lo haces en compañía de tu mascota más. Suena el móvil y acuerdas encontrarte con unos amigos allí. Se acerca la noche y es hora de organizar la agenda nocturna.

Después de una tarde enterándote de las últimas novedades del grupo sientes como tu estómago empieza a reclamar tu atención y propones cenar. Te han comentado que cerca de allí hay un restaurante vegetariano, pequeño pero acogedor, en el que no tienen ningún problema si entras con tu perro y cenas con él a tus pies. Lo vais a probar y al girar la esquina y caminar pocos metros más allá, llegais al Gálgala.

Se cierra el círculo. Hace más de 12 horas que saliste de casa con tu mascota. Ha sido un paseo largo pero aún queda mucho por disfrutar. Coges la correa, y después del café, vuelves a casa para prepararte y salir por la noche. Tu mascota ya duerme en su rincón preferido cuando cierras la puerta detrás de ti.

*El itinerario aquí mostrado se ha elaborado con las recomendaciones de la web Sr. Perro