ANXO MARTÍNEZ | CAMBADOS

El arqueólogo municipal de Cambados, Ángel Acuña está realizando un estudio en el islote de San Tomé para garantizar la conservación de los restos que aparecieron en 2014 a consecuencia de los temporales. Un estudio en el transcurso del cual aparecieron restos de cerámica prehistórica que avalan la conveniencia científica de realizar unas calas en condiciones en esa zona. Quizás así también se pudiese desvelar el misterio sobre el origen de la torre.

A la entrada del puente que conduce al islote de San Sadurniño hay una placa en la que se dice que "su origen (fenicio o romano) es incierto", y que formó parte de una red defensiva integrada también por las torres de A Lanzada, Vilanova, Catoira y A Rocha "que por medio de luminarias anunciaban la proximidad de las naves normandas que se acercaban a Compostela". Pero, ¿y si en realidad la torre que desde hace décadas es uno de los símbolos de Cambados no fuese tan antigua? El arqueólogo municipal, Ángel Acuña sospecha de hecho que no lo es. O por lo menos que no lo son los restos que han quedado en pie y que han llegado a la actualidad.

El islote de San Tomé y la torre de San Sadurniño son una de las pasiones secretas de Acuña desde que llegó a Cambados, hace más de una década. Se trata, según el arqueólogo de un territorio pequeño en superficie pero que podría revelar muchas cosas del pasado de Cambados, pues hasta la fecha solo se hizo una excavación arqueológica en condiciones en la década de los 70 del siglo pasado. Y el origen de la torre es uno de los enigmas pendientes de responder.

Sobre la posibilidad de que la actual construcción esté asentada sobre restos fenicios o romanos -o que la torre más antigua estuviese en otra zona del islote- Acuña plantea que "no tenemos indicio arqueológico alguno para pensar que hubiese en esta zona colonización fenicia o romana", y que esta es una hipótesis que procede "del Romanticismo del XIX", cuyos historiadores se dejaban arrastrar a veces por la tentación de edificar sus propios mitos.

Ángel Acuña también pone reparos a la posibilidad de que la torre fuese mandada levantar en tiempos del rey Sisnando, cuando se articuló una red de atalayas costeras que se avisaban entre sí mediante hogueras de la proximidad de naves normandas, y evitar así que remontasen el río Ulla para saquear Santiago de Compostela. Sobre esto, el arqueólogo plantea que las torres de A Lanzada u Oeste, en Catoira, fueron construidas con piedras de pequeño tamaño, frente a los grandes y homogéneos módulos que se han conservado en la de San Tomé. "Además, hay que tener en cuenta que esta torre no se encuentra en una zona elevada o que destaque por tener una gran visibilidad, como sí ocurre con las demás".

Ángel Acuña tiene un tercer argumento para desmontar la tesis de que la torre (por lo menos la actual) se construyó en el siglo X, como está generalmente extendido en la actualidad. Y es que la torre no aparece por ningún lado en el conocido como pleito Tabero-Fonseca, unos pliegos de principios del siglo XVI guardados en el monasterio compostelano de San Martiño Pinario en los que se hace referencia a los pazos y castillos arrasados por los Irmandiños. Eso implicaría, según el investigador, que o bien la torre de San Sadurniño todavía no existía en aquella época o que no fue atacada por los Irmandiños, como tradicionalmente se ha asegurado también.

Varios indicios, a los que sumarían las similitudes arquitectónicas entre la torre y la iglesia de Santa Mariña Dozo -reflejadas por ejemplo en la cornisa-, así como el hecho de que "los restos de cerámica que se encontraron en la torre son de los siglos XVI o XVII". Por todo ello, el arqueólogo municipal pone sobre la mesa la posibilidad de que la emblemática torre fuese construida en la misma época que la iglesia de Santa Mariña Dozo, la muralla que rodeaba el islote y una pequeña ermita situada en el centro del mismo dedicada a San Tomé y San Sadurniño.

"Por el momento todo esto es solo una hipótesis, no una teoría", añade el arqueólogo. "Para que encajase el puzzle sería bueno encontrar restos de los siglos XV o XVI, pero la gran desgracia arqueológica es que allí ya no se puede excavar porque la torre está asentada directamente sobre la roca, con lo que es imposible encontrar restos ni en la torre ni en su entorno más inmediato", remacha.

¿Quedará así para siempre envuelto en el misterio y el mito el origen de la torre? Quizás una investigación en profundidad pudiese arrojar alguna luz, pero eso requiere tiempo y dinero.