Pontevedra se ha convertido en una de las ciudades con el mayor pontencial turístico del noroeste peninsular. Con la mira puesta en el futuro, se ha transformado para desvelar su pasado y ofrecer a sus vecinos una calidad de vida muy valorada. Así lo celebran expertos de todo el mundo que consideran su modelo urbano como ejemplar.

Ahora, desde la Concejalía de Urbanismo, también se potencian algunos barrios periféricos para que la capital del Lérez tenga, de punta a punta, una serie de servicios para hacer la vida cotidiana grata y confortable. Desde Promoción Económica y Turismo también se manda el mismo mensaje a los posibles visitantes. Pontevedra es una ciudad digna de conocer por su pasado, sus monumentos y su presente.

Es la combinación acertada de historia y modernidad, con un gran respeto por el patrimonio monumental y un diseño pensado para el disfrute de las calles y las plazas, lo que la hace especialmente atractiva al turista. Si a esto le sumamos la vocación de la hostelería por perfeccionar la prestigiosa hostelería gallega con innumerables terrazas, dar un paseo por la ciudad se convierte en un programa interesante.

La prioridad a los peatones en todo el centro urbano a sacado a relucir edificios centenarios y una exuberante arquitectura tradicional gallega, muy marcada por el estilo aristocrático, firmado por centenares de escudos nobiliarios que el caminante puede encontrar en cada esquina. La herencia de un pueblo que desde el medievo sigue haciendo historia.

Terrazas en la emblemática plaza de la Verdura // Gustavo Santos

Conciertos y terrazas para animar las calles y plazas

El modelo urbano de la ciudad contempla la decisión política de proponer de forma permanente una ferviente actividad recreativa y cultural en calles y plazas. Ni siquiera en invierno, y a pesar del clima duro gallego, los vecinos se plantean dejar de disfrutar al aire libre. Navidad y carnaval valen de ejemplo de fiesta multitudinaria al aire libre.

La costumbre se repite en Semana Santa y a medida que avanza la primavera el turismo se suma a esta buena costumbre pontevedresa de tomar cada tarde por asalto las más emblemáticas plazas de la ciudad y los parques de sus alrededores.

Durante el estío se programan actividades, conciertos y fiestas deportivas. Los momentos más calientes son el Festival de Jazz y Blues en julio, las Fiestas de la Virgen Peregrina en agosto y la Feira Franca en septiembre.