A lo largo de los próximos treinta meses, los visitantes de la nueva exposición del Oceanário de Lisboa podrán constatar la evolución de las plantas y peces tropicales del mayor ecosistema autorregulado nunca creado dentro de un acuario. Florestas Submersas es el título de la muestra que inaugurada en la capital portuguesa y que ha sido creada por el fotógrafo y "aquascaper" -paisajista de jardines sumergidos- japonés, Takashi Amano.

Su objetivo era homenajear la belleza y destacar la importancia de la conservación de la flora y la fauna que vive bajo las aguas dulces de las zonas tropicales, con especies traídas de las florestas subacuáticas de todo el mundo. Según explica la coordinadora de Educación y Comunicación del Oceanário, Patricia Filipe, el acuario que constituye la pieza principal de la exposición busca "revelar la evolución de la vida" en las florestas tropicales subacuáticas, de modo que la muestra estará en permanente transformación a lo largo de todo el tiempo que permanecerá abierta al público.

Filipe señala que durante los más de dos años en que podrá visitarse este ecosistema cambiante se esperan cerca de un millón y medio de visitantes, muchos atraídos por la fama de Amano, uno de los "gurús" de la acuariofilia a nivel mundial. "El acuario es una interpretación de las florestas tropicales, pero es una visión ecléctica de las mismas. No revela un único ecosistema sino una mezcla de varios, desde Borneo a la Amazonía pasando por las florestas africanas", explica Filipe.

Al otro lado del cristal, el público encontrará más de diez mil peces tropicales, y cuarenta y seis especies de plantas acuáticas, en un acuario en forma de "U" con cuarenta metros de longitud que representa un corte transversal en un río tropical. "El hecho de que un ecosistema sea autorregulado, sostenible, que peces y plantas equilibren entre sí los ciclos, era muy importante para Amano", indica Filipe.

De entre los acuarios plantados y autorregulados por sus propios moradores, el de la exposición es, con 160.000 litros de agua dulce, el mayor nunca creado. Miles de peces pequeños y brillantes, musgos, herbáceas, troncos y toneladas de arena muestran en la creación de Amano la diversidad de las florestas tropicales, que ocupan cerca del 6 % de la superficie del planeta pero producen más del 20 % del oxígeno disponible.

La exposición también pretende llamar la atención sobre la conservación de estos ecosistemas fundamentales para los humanos, aunque, afirma Filipe, el objetivo ha sido hablar del impacto negativo del hombre de forma "sutil", emocionando a los visitantes con la belleza de la naturaleza virgen.

La unión de arte y naturaleza es habitual en las creaciones de Amano, que mezcla técnicas de jardinería japonesas con los conceptos de la estética "wabi sabi", es decir, la aceptación de la belleza imperfecta y efímera.

El Oceanário pretende que el público experimente la visita a la floresta con los cinco sentidos, para lo que se han incorporado sonidos y olores, además de una banda sonora compuesta por el músico portugués Rodrigo Leão. El montaje del acuario, planeado desde hace dos años, requirió tres meses y el trabajo de cerca de noventa personas. "Nada aquí se ha dejado al azar, aunque se ha conseguido que lo parezca", dice Filipe sobre el trabajo de Amano, una obra donde la naturaleza representa a la naturaleza.