Una ruta por los principales castros de Galicia

El patrimonio histórico galaico da muestra de una herencia incomparable

Óscar Bernárdez

Galicia es un referente en yacimientos castreños, como describe el himno de Pondal. De las escarpadas costas a los montes cargados de verdor, miles de castros dan muestra de la vida de los pobladores de la Edad de Hierro, del comercio con los íberos o el contacto con los romanos. Esta herencia incomparable y no del todo documentada tiene ejemplos destacados, enclaves en gran estado de conservación, en emplazamientos que han mantenido con las generaciones la consideración de santuario. He aquí una selección del patrimonio galaico.

Castro de Baroña (Porto do Son)

Erigido sobre una pequeña península, este espectacular asentamiento destaca por el tamaño y la preservación de las estructuras. En un lugar adecuadamente señalado tras una profunda rehabilitación y con distintos reclamos de la cultura milenaria, el Castro de Baroña es un punto de referencia para conocer el pasado del país.

A VISTA DE DRON: castro de Baroña (Porto do Son)

Galidrone

San Cibrao de Lás (San Amaro)

El parque arqueológico ourensano está acompañado de un museo y un centro de interpretación de la cultura castreña. El propio castro es uno de los recintos amurallados de mayor dimensión de Galicia, en una ladera pétrea, despejada y de fácil acceso. El circuito de visita y el espacio didáctico facilitan la inmersión en la cultura y las obras civiles de nuestros ancestros.

O Facho (Cangas do Morrazo)

En lo alto de la Costa da Vela, este castro domina un paraje singular con marcas antiquísimas, de la Edad de Bronce. Entre los aspectos más interesantes del Monte Facho podemos citar el conjunto histórico, el buen aspecto de los restos y la envolvente natural, paradigmática de este tipo de yacimientos.

A Cidá (Ribeira)

Los restos de este castro son una muestra de fortificación castrense, tanto por la situación, en la cumbre del monte homónimo, como por el recinto de protección. Todavía se advierte la organización de aquel poblado, así como la base de las viviendas. La concentración de elementos arquitectónicos convierte al lugar en referencia.

Viladonga (Lugo)

La ocupación y posterior romanización del castro no impide contemplar la acrópolis interior, antiguo centro del asentamiento. Entre los restos se observan los antiguos barrios, los muros y muescas en la roca propias de la cultura castrense, así como una construcción central que en su día pudo ser el lugar de reunión o culto. Cuenta también con museo.

Santa Trega (A Guarda)

Conocido por ser uno de los castros más grandes de Galicia, el alto ha renacido en los últimos tiempos con nuevas excavaciones. Desde los primeros trabajos en la zona, más de 30.000 piezas han sido recuperadas de lo que es una de las atracciones turísticas de la orilla norte del Miño. El detalle del castro, con divisiones entre viviendas, patios y calles bien definidas, es un aliciente más para conocer el hábitat castreño.

Un paseo por las nubes | Monte Santa Trega: 360º de belleza natural

IMÁGENES CEDIDAS

Monte do Castro (Ribadumia)

Situado en la zona alta de la comarca, este yacimiento de forma irregular tiene muestras de diferentes etapas y distintos pobladores, con viviendas adosadas, restos de un taller metalúrgico y abundantes materiales documentados. El conjunto es un resumen de los ciclos históricos habituales en muchos castros.