Aunque el beneficio económico es "cada vez menor", la defensa una tradición milenaria pesa en el ánimo de los criadores de caballos en libertad de la Serra da Groba, que ayer volvieron a afanarse en el segundo curro de la temporada, celebrado en Torroña (Oia). La maratoniana jornada festiva, que arrancó en torno a las nueve de la mañana y se prolongó casi hasta la puesta del sol, permitió constatar que la manada goza de buena salud y va en aumento, ya que fueron 800 las reses localizadas y sometidas al ancestral ritual de rapa, marcado y desparasitación.

La cabaña, que en 2016 había perdido 300 cabezas, vuelve a la senda de la recuperación al contabilizarse el mismo número de ejemplares que hace dos años, aunque volver a reunir las 1.300 "burras" que se localizaron en 2011 se presuma aún un objetivo difícilmente alcanzable.

Pasión no falta, en todo caso, entre los defensores de esta labor ganadera convertida con el paso de los años en espectáculo, como ayer volvieron a demostrarlo las cerca de 300 personas que se echaron al monte a primera hora para guiar a los animales hasta el recinto de la rapa. Ya en el curro, el buen tiempo atrajo a unos 2.000 espectadores fueron testigos de la lucha cuerpo a cuerpo de los "aloitadores" con las "bestas" y de la rústica sesión de "peluquería" a la que fueron sometidos los animales.

Antes de las labores de marcado a fuego y desparasitación, los ganaderos y sus familias tuvieron tiempo de disfrutar del monte y reponer fuerzas con una buena comida campestre para reponerse del paseo matinal y afrontar con fuerzas renovadas la ardua tarea de dominar a los caballos, que tras ser saneados volvieron a galopar a sus anchas por los montes de A Groba.

El mismo guion volverá a repetirse en los próximos curros del sur de la provincia de Pontevedra. El próximo será el de Mougás, también en Oia, que se celebra el próximo domingo. A este le seguirán, ya en el municipio de Gondomar, los de Morgadáns y San Cibrán.