Es este un pequeño espacio en el que la naturaleza encuentra refugio, en tiempos abundante de agua. Hoy tiene menos caudal pero los esfuerzos de recuperación y regeneración del conjunto de humedales de Terra Chá, al que pertenece la Lagoa de Caque, han permitido que se mantenga como un tesoro natural rebosante de diversidad biológica. Aquí se pueden contemplar avefrías, ánades, garzas, lavanderas o el martín pescador, además de anfibios como salamandras, tritones o la rana de San Antonio. Con paciencia se pueden ver nutrias, erizos y ardillas y entre las especies vegetales se encuentran espadañas, sauces y abedules. Una ruta acondicionada con observatorios permite conocer este pequeño paraíso del interior de Galicia, al que se accede desde la parroquia de Castro de Ribeiras de Lea, en Castro de Rei.

Entre sus reservas de flora y fauna figuran más de cien especies protegidas y en todos los momentos del año se encuentran aves de interés, especialmente para los amantes del turismo ornitológico. Escondida entre la vegetación arbórea, la laguna se puede visitar a pie o en bicicleta, dirigiéndose hacia un sendero que sale del margen derecho de la carretera. Englobada dentro del LIC Parga-Ladra-Támoga, el interés acuífero se extiende hasta la parroquia de Ribeiras de Lea, donde también existe una ruta del agua, además del reseñable itinerario que recorre todos los cruceiros y cruces del histórico concello de Castro de Rei.