La proximidad de la playa resulta un aliciente más para muchos visitantes que aprovechan la jornada para darse un chapuzón, pero al margen de los motivos religiosos, la romería de A Lanzada también tiene un componente de tradición familiar.

"Hace tan buen tiempo que acordamos venir a la playa, y de paso aprovechar para venir a la romería", comenta Manuel Fariña, de Caldas. "Hacía años que no venía, aunque venía de pequeño mi abuelo nos traía siempre, esta fiesta me recuerda a él", explicaba el caldense.

Quien también acudió ayer a la hermita por motivos familiares fue Paco Vázquez, que vino de Brasil tras 43 años sin venir a la romería. "Vine a ver a mi hermano, que está aquí y la visita a A Lanzada era obligada, ya que soy sobrino de los antiguos campaneiros de la ermita", comentaba ayer. El brasileño reconocía que había hecho todos los ritos, pero explicaba que lo más importante para él era rezar. " Es una romería maravillosa, reúne lo mejor de Galicia en este escenario", afirmaba Paco.